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Desde Medio Oriente. Kurdos, la fuerza primaria de resistencia al ISIS

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Esther Shabot

La zona norte de Irak, conocida como el Kurdistán iraquí, ha encarnado uno de los pocos logros realmente positivos derivados de la invasión estadounidense a Irak iniciada en 2003. Gracias al derrocamiento de Saddam Hussein y a la consolidación de una autonomía regional kurda en su hábitat natural, se ha registrado ahí un desarrollo económico y social notable acompañado de prosperidad y avances democráticos ausentes en el resto del país. Con la toma kurda de Kirkuk en calidad de subproducto de la resistencia contra el Estado Islámico (ISIS) en las primeras etapas de los avances de este en pos del establecimiento de su presunto califato, los combatientes kurdos denominados peshmergas refrendaron su papel de bastión fundamental contra las ambiciones de dicha salvaje agrupación islamista que mantiene al mundo en vilo.

De hecho, el reciente éxito en expulsar al ISIS de la estratégica localidad de Amerli ha sido conseguido gracias a la cooperación entre los ataques aéreos ordenados por Washington y las fuerzas terrestres de los peshmergas las cuales a su vez, han recibido apoyo de unidades del ejército iraquí coordinadas en múltiples aspectos con oficiales iraníes. Hay así en esta situación un insólito maridaje entre fuerzas que hasta hace muy poco no era creíble que pudieran formar un frente común con objetivos compartidos. Una sorpresa más pues, en este impredecible Medio Oriente en el que por lo visto las alianzas son capaces de cambiar repentinamente en sentidos inesperados. De hecho, hace un par de días el propio Ayatola Khamenei, máxima autoridad en Irán, declaró que aprobaba una coordinación militar con Estados Unidos a fin de someter al ISIS. A pesar de algunos desmentidos a este respecto, hay información suficientemente seria como para tomar por cierta esta cooperación.

Pero un somero vistazo a lo que ocurre en la zona del Kurdistán iraquí indica que los desafíos enfrentados son enormes. No solo está el tema de las duras batallas que se libran contra el ISIS, sino también la profunda alteración que está sufriendo el Kurdistán como resultado de la llegada de millones de refugiados. El periódico local Bas News informa que la Oficina de Estadística kurda reporta un aumento de pobladores en la zona de 5.4 millones registrados antes del conflicto contra el ISIS y antes también del agravamiento de la crisis siria, a 9.8 millones actualmente. Esta casi duplicación de la población ha significado un reto de incalculables proporciones para el Gobierno Regional del Kurdistán.

Las presiones para satisfacer la demanda de vivienda, agua, alimentos y electricidad, entre muchas otras más, se suman a la tensión generada por la propia guerra en la que a los kurdos les ha tocado jugar un papel tan central. A pesar de que en años previos habían logrado alcanzar un ingreso per cápita anual de cinco mil dólares –mucho más alto que en el resto del país- hoy la situación se ha vuelto crítica. El Kurdistán iraquí demanda así un apoyo fuerte de la comunidad internacional preocupada justificadamente por los avances del ISIS ya que, como se ha demostrado en las últimas semanas, las fuerzas militares peshmergas y la población kurda son quienes se encuentran en las primeras filas de la resistencia contra esa oscura y salvaje agrupación. En ese sentido, es urgente que se multipliquen medidas como el reciente compromiso alemán de entregarles armas a fines de este mes, o como la decisión del gobierno central de Irak comandado por el nuevo Primer Ministro Abadi de incrementar los recursos económicos canalizados hacia el Kurdistán.

Fuente: Excélsior, 7 de septiembre, 2014.