Mi Cuenta CDI

OUR TIMES: Cambia tus tiempos

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Orit Gugenheim y Eduardo Abadi

Gran parte de la adolescencia es la lucha continua contra uno mismo. A veces se pierde, a veces se gana, pero sea cual sea el resultado, se debe seguir luchando, ya sea para algún día ganar o para mantener la victoria obtenida. Recuerda que existe algo más importante que los miedos y las inseguridades y que tú eres capaz de encontrarlo.

A continuación te traemos diferentes experiencias de chavos de la Comunidad, que han pasado y siguen pasando por estas situaciones angustiosas de las que todos somos víctimas. No estás solo.

Cuento 1: “Ella”

Hay personas a las que no encuentras defectos. Son guapas, inteligentes, amadas por todos.
Y hay personas a las que no encuentras cualidades.
Así me pasa con Ella. Es tan... imperfecta.
Siempre me quejo de Ella con mi Amigo porque sé que me entiende. Lo mejor de él es que, sea lo que sea que yo opine, siempre actúa como un honesto reflejo de mis pensamientos.
Me cae bien.
Mi Amigo y yo nos burlamos tanto de Ella... Ese lunar bajo la oreja izquierda que llama tanto la atención, esos tres pelos de más en la ceja que rompen con la simetría de su cara, esa lonja en la cintura del lado derecho que la engorda tanto...
No es fea, no diría eso. Simplemente tiene demasiados defectos.
Lo gracioso es que antes no era así. Antes, de chica, no era tan imperfecta; nunca le noté tales horribles detalles. Supongo que al crecer y con la sincera ayuda de mi verdadero Amigo, la vi como es.
En cambio ahora, la juzgo a diario. Noto cómo la pobre ingenua trata con todos sus esfuerzos de alcanzar mis más imposibles expectativas: baja un kilo, se maquilla. Claro, nada de esto funciona. Siempre la voy a ver mal, siempre le voy a encontrar una falla.
Y, mi querido Amigo es el único que en verdad me comprende, porque me enseña la realidad fría y tal como es. No la envuelve en mentiras piadosas ni miradas de lástima.
Así que yo, con mi Amigo el Espejo, la juzgo a Ella.
Orit Gugenheim

Cuento 2: “Belleza”

Desearía que alguien me hubiera dicho desde hace mucho tiempo, que ser hermosa puede hacer que la gente se fije en ti, pero no que te ame.
Que ser delgada puede hacerte popular, pero no por eso agradable.
Que vestirte bien hará que te veas bien, pero nunca te hará una mejor persona.
Que el hecho que haya personas que te observen, no quiere decir que te estén viendo en verdad.
Desearía que alguien me hubiera dicho desde hace mucho tiempo que la verdadera belleza está en todas partes.
Que existe para ser canalizada y transformada en grandeza.
Que nuestra belleza interior está para que transformemos con ella al mundo que nos rodea.
Y desearía haber sabido desde hace mucho tiempo, que nadie nace siendo hermosa.
Que para ser realmente hermosa, se necesita toda una vida de esfuerzo.
Anónimo

Cuento 3: “Terrible resplandor”

Estoy en el bosque. La luna llena resplandece sobre mí, sola, sin estrellas que la acompañen. Un haz de su luz refleja algo a lo lejos que me atrae. Camino hacia ese algo, escuchando el ronco crujido de las plantas bajo mis pies.
Un ruido. Volteo, acelerado. No hay nadie.
Lo ignoro, sigo con mi camino.
Suenan pasos atrás de mí, descubro una rápida sombra que se esconde. Ahora corro. Me acerco aún más.
Y entonces me acuerdo. Me acuerdo de la alegría, de todo el amor. De cada buen momento, cada ser querido. ¿Vale la pena…?
Y entonces recuerdo. Recuerdo el maltrato, todo el dolor. Cada mal momento, cada ser odiado. ¿Sigue valiendo la pena?
Dejo de pensar, prefiero actuar. Corro, sigo corriendo.
Llego. Me paralizo frente a ese algo. Un revólver. La admiro, la tomo.
Otra vez ruidos. Una persona. La reconozco.
Se escucha un disparo.
Rafa Tuachi.

Agregado ¿Qué crees que pasó? ¿Se suicidó? ¿Lo mataron? ¿Él mató a alguien? Sé original y manda un párrafo describiendo tu final a Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. y saldrás publicado en nuestra próxima publicación.

Cuento 4: “Apariencia”

Te ven feliz, aparentas. Te consideran normal, alegre, sin ningún problema.
Tu dolor crece, lo guardas. Se vuelve insoportable.
Un recuerdo horrible. Un vacío tan grande. Un sentimiento de culpa…
Algo afilado. Se desliza sobre tu piel. Queriendo quitar el dolor interno.
Una y otra vez…
Viendo como sangra... Sabiendo que cada cicatriz es un grito de ayuda.
Te prometes parar, pero no puedes... Se vuelve una adicción...
Cada vez te lastimas más, para aliviar el dolor.
Anónimo.

Recomendaciones de libros

Por trece razones, de Jay Asher
Un chico de prepa llamado Clay Jensen recibe un día una caja que contiene casetes en los que su antigua amiga Hannah Baker cuenta las trece razones por las cuales se suicidó. Si le llegó esa caja, es porque él aparece en una de ellas.

Impulse, de Ellen Hopkins
La coincidencia une a tres casos de adolescentes en un centro de rehabilitación, formando una fuerte alianza de amor y amistad que será su fuente de apoyo en los peores momentos.

Buscando a Alaska, de John Green
En una nueva escuela, Miles conoce al amor de su vida y sufre el repentino cambio más doloroso y hermoso que pudiera haber imaginado. Sin embargo, su amada esconde ciertas historias sobre su pasado que son parte fundamental de su presente.

8 de enero de 2015