El título de este artículo, es la forma en que se escribe “chocolate” en náhuatl, el idioma hablado por los pochtecas, quienes eran los comerciantes móviles en el Imperio Azteca. Fue el principio de la colonización.
La etimología posible de la palabra es “xoco”, amargo y “atl”, agua. Es probablemente la palabra náhuatl que más uso internacional ha tenido. Chocolate, es también la denominación que ha penetrado a más idiomas para significar la masa café oscuro, ya sea en forma líquida, generalmente mezclada con leche o bien la sólida en sus diversas presentaciones.
Antes de ir más lejos, hay que decir que ya se conocía el “Xocolatl” como bebida sagrada, restringiéndose su consumo a los sacerdotes, que abrían el pecho de los prisioneros con un cuchillo de obsidiana, como ofrenda a los dioses. Estas ceremonias se celebraban después de la victoria obtenida en alguna batalla realizada. Los sacerdotes vestían con una bata negra en la que pronto aparecían manchas de sangre. Esto era para infundir miedo a las próximas víctimas.
Hablando ahora del Virreinato de la capital, cuyo nombre Tenochtitlán fue cambiado al de Ciudad de México, apenas unos años después de la conquista de los españoles.
La batalla por Tenochtitlán, fue muy cruel y hubo mucha destrucción. Los canales aztecas quedaron llenos de cadáveres de los indígenas. La reconstrucción, prácticamente la construcción de una nueva ciudad española, fue realizada al Occidente del Zócalo. Los mexicas contratados como albañiles fueron prácticamente esclavos. Podían comer y trabajar en la nueva ciudad, pero no podían quedarse ahí durante la noche. Tenían que salir por una puerta construida para tal efecto y regresar en las mañanas. Al principio de la conquista, los españoles no tocaban la comida de los indígenas, no porque no les apetecía sino por la falta de higiene. En cada platillo, había generalmente un mosquerío, independientemente del clima reinante.
Fue el principio de la colonización, y el establecimiento del Virreinato de la Nueva España. México no era una colonia, sino una parte integral de la monarquía española. Todos los funcionarios debían ser peninsulares y respondían directamente al rey de España.
Es interesante notar que los hijos nacidos en México de los primeros conquistadores, quienes recibieron tierras de Hernán Cortes dotadas de una encomienda, llamados criollos, no se consideraban aptos para gobernar, ni tenían la confianza de los españoles para hacerlo.
Entre los siglos XVII y XVIII llegaron a México frailes de diferentes órdenes españolas. Estos construyeron conventos para educar y evangelizar a los indígenas.
Una monja aparentemente encontró apetitoso la mezcla del chocolate con leche, brebaje que se servía caliente. Así nació la costumbre de tomar chocolate en tazas, acompañado de pan dulce. Esta costumbre también se adoptó en varias ciudades europeas, donde se podía tomar chocolate en lugar del acostumbrado café. Desde luego, para el siglo XVIII ya se podía tomar té procedente de las Indias.
México hubiera podido ser la sede de la industria del chocolate de mesa, como lo es hoy Suiza. Tenemos las fincas de cacao en México, en la región del Soconusco en el Estado de Chiapas.
En México, hubiéramos podido tener además de marcas como Larín y Carlos V, marcas como Pito Pérez y Juan López.
Lo que pasa, es que nuestras autoridades hacendarias nunca han propiciado la exportación de productos terminados.
Suiza importa el polvo de cacao, materia prima para fabricar chocolate, de África y de Centroamérica. En Suiza, las marcas que se venden en todo el mundo y también están disponibles en México son Lady Godiva, Lindt, Tobler y Cailler. También Cote d´Or de Bélgica y Ritter de Alemania.
En México también se puede comprar chocolate importado de los Estados Unidos como la marca Mars y Hershey.
Actualmente, existe un buen chocolate mexicano de mesa que también puede ser usado en repostería. Es de la marca Turín. Esta fábrica mexicana también hace una presentación sin azúcar, que sigue la tendencia del mercado.