El CDI proveerá una amplia gama de alternativas para el desarrollo de las inquietudes y potencialidades de sus Asociados, en todos los ámbitos del quehacer institucional, apoyando esta visión por medio del compromiso de servicio e instalaciones de calidad, como respuesta a las necesidades de la Comunidad.
La Comunidad judeomexicana estará satisfecha y orgullosa de su desempeño y le brindará el debido reconocimiento y apoyo.
Sus dirigentes voluntarios y profesionales se distinguirán por su ética, integridad y responsabilidad, y se involucrarán en todos los ámbitos del quehacer institucional, privilegiando el interés colectivo por encima del interés personal.
El enriquecimiento del recurso humano será uno de los aspectos más importantes de la política de desarrollo institucional. El CDI conducirá un programa permanente de formación de cuadros dirigentes voluntarios y profesionales, que garanticen su continuidad, que cuenten con un alto grado de lealtad institucional, que sean solidarios con causas sociales, capacitados para trabajar en equipo y para promover la solución creativa de los problemas.
La evolución institucional será permanente y la planificación orientada a resultados integrales, responsables y de largo plazo.
La asignación de recursos físicos, humanos y financieros será eficiente y transparente.
La infraestructura física será adecuada, suficiente y sujeta a un programa de seguridad y mantenimiento preventivo y correctivo permanente.
Las finanzas de la Institución serán sanas y sólidas. El presupuesto corresponderá a la magnitud, calidad y pertinencia social de los resultados de la actividad institucional.
Las relaciones con las otras instituciones de la Comunidad judeomexicana, del entorno nacional público y privado, del Estado de Israel y de otras comunidades del exterior serán constructivas y cordiales, dentro de un sano ambiente de comunidad de intereses y objetivos.
Ésta es la visión que inspira el quehacer de todos los que formamos la gran familia cedeísta.
