Dentro del gran número de actividades extracurriculares que existen la Gimnasia Rítmica es, sin duda, una de
las más solicitadas y populares entre las niñas, y esto se debe a que, además de ser una excelente forma de ejercitar el cuerpo y la mente, es una actividad sumamente divertida.
Antes de hablar acerca de los múltiples beneficios que este deporte ofrece, conoceremos un poco acerca de su historia y sus raíces.
La gimnasia rítmica se considera deporte olímpico oficial a partir de los Juegos Olímpicos en la ciudad de Los Ángeles el año 1984; sin embargo, su práctica de manera competitiva y recreativa se remonta incluso a principios del siglo XIX, cuando se comenzó a estilar en diversos países europeos una forma temprana de gimnasia rítmica como método de ejercicio para bailarinas gracias a su ejecución graciosa y estilizada.
La gimnasia rítmica es un deporte que se puede practicar de manera individual o en equipos de hasta cinco participantes y combina diversos elementos del ballet, la gimnasia artística y el baile, por lo que visualmente resulta enormemente atractivo para el espectador.
La enorme diferencia entre la gimnasia rítmica y la tradicional gimnasia artística es el uso de distintos objetos durante la rutina presentada, siendo la pelota, el aro, la cinta y la cuerda los más utilizados.
Se acostumbra que la práctica de este deporte comience a muy temprana edad, ya que al tener el cuerpo más ligero y contar con mayor flexibilidad se tiene la posibilidad de aprender y practicar los movimientos con mayor facilidad y soltura en comparación a una persona que decide empezar a realizar esta modalidad deportiva en la edad adulta.
De igual forma, otra ventaja de iniciar la práctica de este bello deporte a una temprana edad es que, al estar en etapa de crecimiento, el cerebro de los niños es mucho más receptivo que el de los adultos, por lo que recuerdan con mayor facilidad las coreografías y los movimientos propuestos por la profesora o profesor.
Al ser esta una disciplina gimnástica, no podemos dejar de mencionar los beneficios físicos que aporta a quien lo practica, como son el incremento y mantenimiento de la flexibilidad de los músculos y articulaciones, la tonificación muscular general, la quema de grasa, la estilización del cuerpo, la coordinación y equilibrio, y por supuesto, la postura, ya que cada rutina que se practica requiere de una postura adecuada, ayudando de esta forma a corregir los malos hábitos de postura que se puedan adquirir en el día a día.
Es importante también hablar de los beneficios emocionales y mentales que esta actividad aporta a las niñas que la practican, puesto que al empezar desde temprana edad como una actividad extracurricular, tienen la posibilidad de desarrollar con mayor eficacia y facilidad la confianza en sí mismas al ir realizando ejercicios o rutinas cada vez más complejos, el trabajo en equipo, las relaciones socioemocionales, la concentración y la coordinación de diversos elementos, por lo que en opinión de muchos expertos, resulta un deporte sumamente completo e ideal para empezar a practicarse a partir de los 5 años de edad.
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