En los últimos años, hemos visto a nuestro mundo transformarse.
Prácticas que parecían ser del pasado comienzan a aparecer nuevamente en la esfera pública e ideas que parecían perdidas comienzan a surgir de nuevo. Parecía que la Historia había llegado a su fin cuando nuevamente comenzaron a surgir tendencias supremacistas nacionalistas, tanto de izquierda como de derecha.
Esta semana vimos algo que en años no se esperaba que sucediera: una conquista militar en forma. Vimos varias ocupaciones militares, pero no una conquista formal de un país sobre otro. Los índices de democracia están en su nivel más bajo desde el comienzo de este siglo. ¿Y esto a qué se debe? La sociedad está atravesando una crisis moral desde antes del comienzo de la pandemia, la gente está buscando líderes que representen fortaleza ciegamente. Lo vemos en nuestro propio país.
La gente del mundo necesita un cambio, o al menos, una esperanza falsa. Todo esto sucedió en el siglo XX de una manera muy similar. Pero, tomando en cuenta esto, ¿qué podemos hacer para contrarrestarlo? Lo que queda en manos de uno, un individuo sin poder alguno en la política mundial o nacional es promover el pensamiento crítico. Esta es la habilidad de no creer ciegamente lo que se te muestre u ofrezca, sino poner esto en duda y conocer sus implicaciones. En- tender lo que fue en el pasado para predecir lo que va a ser en el futuro. La pequeña solución que está en nosotros es abrir nuestra mente, y en la medida de lo posible ayudar al otro a abrir la suya.
La educación enfocada al pensamiento crítico es la solución. Este es el trabajo que hacen los maestros en las escuelas, y también el que hacemos los madrijim en las tnuot, buscamos educar para transformar.
/DANIEL BRAUN