En una remota y desolada aldea de Afganistán, Sabur y su segunda mujer se enfrentan en condiciones precarias a la llegada de otro invierno implacable.
Abdulá, el hijo mayor, de diez años, ha cuidado de su hermana Pari desde que era pequeña, y ahora ambos escuchan cautivados la triste historia que les relata su padre la víspera de iniciar un largo viaje que los conducirá hasta Kabul.
No habla solo de Afganistán, de sus guerras y su sufrimiento, sino también de otros lugares, con formas de vida diferentes. Nos traslada a distintos escenarios, como París, Estados Unidos y la isla griega de Tinos, abordando, de esta forma, temas más cercanos a la vida en Occidente.
La novela arranca con un cuento que un padre relata a sus dos hijos antes de iniciar un viaje a través de las montañas, un cuento que les prepare para la ruptura que se les avecina y que marcará las vidas de todos.
Pero el libro no contiene esa única historia, sino que incluye varios relatos distintos, que tienen nexos comunes que iremos descubriendo a lo largo de la lectura, de forma que todo encaje al final como un rompecabezas perfecto. Es una historia que abarca varias generaciones y ramas de una misma familia, algunos de cuyos miembros se quedan en Afganistán, mientras otros se marchan al extranjero, y que nos habla de sus traumas, ilusiones y recuerdos, y de lo que sienten al volver a su país.
Una de las principales características de la novela es la maravillosa creación de personajes. Todos tienen una personalidad propia, pero comparten algunos rasgos esenciales. Por ejemplo, cada uno de ellos siente, en mayor o menor medida, remordimientos y culpa por actos cometidos que, en su momento, perjudicaron a alguien. Con frecuencia, esos remordimientos se les vienen encima de improviso, y tienen que acostumbrarse a vivir toda su vida con ellos, como un grifo que goteara sin cesar, en algún rincón de la mente.
Cada capítulo, cada pequeño relato, tiene una historia importante que contar, algo profundo que transmitir, algo en lo que detenerse a pensar, sentimientos, reacciones que comprender: egoísmo, compasión, ternura, lealtad, incomprensión… temas de fondo, como la falta de sintonía entre padres e hijos, que nos afectan a todos.
Además, cada relato está narrado de forma diferente, algunos en primera persona, en forma de carta, en tercera persona, en presente, en pasado, de forma que nunca sabes qué te vas a encontrar en el capítulo siguiente. Y todas las historias transmiten la misma emoción.
El autor va a conseguir atraparte, no solo con los personajes, ya que todos y cada uno de ellos tienen un alma que se abre para nosotros en unas cuantas páginas, sino que te mantendrá con un nudo en la garganta, no de tristeza sino de emoción, metida de lleno en la historia que Hosseini quiere contar, en el fondo de la novela, en su espíritu.
Biblioteca Moisés y Basi Mischne
Había una vez… Una minúscula gota de magia
La aguja de luz, de Isabel Turrent
Los niños hoy… Iztelina y los rayos del sol
Carthage, de Joyce Carol Oates
Un pedigrí, de Patrick Modiano
La hora de la estrella, de Clarice Lispector
Bajo la máscara, de Bernardo Fernández Bef
La tabla de Flandes, de Arturo Pérez-Reverte
El país bajo mi piel, de Gioconda Belli
El último príncipe del Imperio Mexicano, de C.M. Mayo