Lo que no mata, me hace más fuerte

Lo que no mata, me hace más fuerte…

¿Cómo enfrentamos los eventos difíciles y las circunstancias adversas que cambian nuestras vidas? La muerte de un familiar o de un ser querido, el ataque de un terrorista, una catástrofe natural, u otros eventos traumáticos son ejemplos de experiencias difíciles que cualquiera puede padecer en algún momento. La mayoría de las personas reaccionan en estas situaciones con emociones intensas e incertidumbre, pero generalmente son capaces de adaptarse a esas condiciones estresantes. ¿Qué les permite hacerlo? La resiliencia.

La resiliencia es la capacidad de sobrellevar situaciones desafiantes paso a paso. Es un proceso continuo que requiere tiempo y esfuerzo. La resiliencia implica una adecuada adaptación frente a la adversidad, eventos traumáticos, tragedias, amenazas diversas o fuentes de estrés significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, entre otros. Significa recuperarse o restablecerse después de una experiencia difícil.

Estudios realizados muestran que la resiliencia es algo habitual; las personas demuestran resiliencia a lo largo de sus vidas. Por ejemplo, aquellos que buscan empleo de nuevo después de haber sido despedidos, las familias que reconstruyen sus hogares después de un incendio, o los familiares de las víctimas de un ataque terrorista, que hacen el esfuerzo de seguir con sus vidas a pesar de la pérdida de un ser querido. Podría decirse que la resiliencia es la entereza más allá de la resistencia. Es la capacidad de sobreponerse a estímulos adversos, manteniendo flexibilidad y balance en la vida mientras se afrontan circunstancias difíciles y eventos traumáticos.

Ser resiliente no significa que una persona no experimente dificultades o estrés psicológico. El dolor emocional y la tristeza son emociones comunes entre quienes han sufrido grandes adversidades o momentos traumáticos en sus vidas. El camino hacia la resiliencia no es sencillo y probablemente esté lleno de obstáculos y situaciones de inestabilidad que pueden afectar nuestro estado emocional. Es importante saber que la resiliencia no es un rasgo que las personas tienen o no tienen, sino un conjunto de comportamientos, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidos y desarrollados por cualquiera que se lo proponga.

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