Título: La Gran Diferencia
Categoría: Infantil B / Cuento
Pseudónimo: Sombra
En una compañía había un señor que lo único que hacía era trabajar día y noche, todos los días, para que le dieran un mejor puesto.
Este hombre tenía una única amiga, su sombra. Ella estaba siempre junto a él. Se suponía que tenía que ayudarlo a trabajar como todas las demás sombras ayudaban a sus dueños, pero ella no quería hacer lo que le pedían, como acomodar en el escritorio las hojas que él tenía que escribir en la computadora.
Un día, el hombre se levantó del escritorio y la sombra creyó que ya era hora de irse a casa, pero en realidad, él sólo fue por un café. La sombra entonces, sin pensarlo, corrió y lo jaló hacia el elevador de la salida. Ahí, ella marcó la Planta Baja, pero rápidamente él apretó el botón del piso donde trabajaba. El señor, muy molesto, regañó a su sombra e intentó llevarla de nuevo a la oficina. En ese momento el hombre empezó a sentirse más liviano y notó sorprendido que su sombra se había separado de él y vio cómo se alejaba corriendo.
La sombra, triste por dejar a su dueño, se fue lejos de allí. Poco a poco empezó a ver el mundo exterior y se emocionó por todo lo nuevo que estaba conociendo. Después de un tiempo, se dio cuenta de que ella necesitaba a su dueño para poder hacer todo lo que quería. Sin él no podía hacer mucho, estaba incompleta.
Lo fue a buscar a la empresa donde trabajaba; sin embargo ya no estaba, lo habían despedido por su culpa. Al caminar por la calle, ella vio a todas las demás personas felices con sus sombras, pero ella estaba sola, sin nadie.
Mientras vagaba, vio a una persona que se parecía a su amigo. Corrió hacia él lo más que pudo pero no logró alcanzarlo. Entonces se sintió todavía más entristecida por lo que pasó.
A lo lejos, él la miraba. Estaba molesto con su sombra, pero sabía que sin ella no podía hacer mucho, era su amiga y su compañera de trabajo.
Así pasó un tiempo hasta que un día se encontraron. Los dos se disculparon: ella le explicó que quería salir al mundo, disfrutar, conocer; él le explicó que estaba muy cerca de que lo subieran de puesto y luego harían todo lo que ella quisiera. Hicieron un acuerdo y volvieron a su vida de antes.
Finalmente, después de un mes, el hombre obtuvo el puesto que ansiaba. Pero ahora, él ya no necesitaba a su sombra porque tenía muchas máquinas que hacían todo el trabajo. La sombra comprendió que era hora de retirarse.
Pasaron los meses y a pesar de tener todo lo que había deseado, el señor estaba desanimado y aburrido: sin su sombra ya no era lo mismo. La extrañaba y sabía que ella estaba disfrutando de la vida con otras sombras solas.
Un día en la oficina, él les dijo a sus compañeros que no valía la pena trabajar todo el día, que estaban perdiendo toda la diversión de la vida. Todos en el trabajo estuvieron de acuerdo con él. Poco después, la oficina estaba vacía. Todos se habían ido. Arrepentido, el hombre se encontró con su sombra y se fueron juntos a disfrutar de la vida como se debe.