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Asociación Maayán Hajaim. Mi hijo tiene un amigo imaginario, ¿qué debo hacer?

Centro Deportivo Israelita, A.C.

En este artículo les voy a hablar sobre los amigos imaginarios, una duda que ronda sobre la mente de los padres y que algunas veces puede llegar a angustiarlos, existen estudios que comprueban que los niños que crean compañeros ficticios tienen mayor adaptación social, al contrario de lo que se piensa.

Jaime tiene 4 años, un día llega del kínder muy contento a platicarle a su mamá que tiene un nuevo amigo al que invitó a jugar a su casa; su madre se alegra por él. Por la tarde, Susan se asoma por la ventana de la cocina y ve a Jaime muy contento jugando en el jardín se acerca a verlo y escucha que está «hablando solo», como si su «dichoso amigo» estuviera jugando con él; asustada se regresa preocupada a la cocina y le llama a su esposo Moisés y le platica lo que está ocurriendo. ¿Realmente Susan debe de atemorizarse? ¿Qué le está ocurriendo a Jaime? ¿Ve fantasmas?

Para comenzar, es común y normal que los padres de hijos que tienen amigos imaginarios se preocupen, debido a que no saben cómo deben actuar o qué le está ocurriendo a su hijo. Tener amigos imaginarios es un fenómeno inofensivo y hasta beneficioso que pasa en niños de entre 2 a 6 años. Un amigo imaginario es «un personaje invisible con quien el niño juega durante varios meses, que tiene un aire de realidad para el pequeño, pero ninguna base objetiva aparente», define la especialista estadounidense Margaret Svendsen.

Por consiguiente, los psicólogos infantiles no consideran la creación de amigos imaginarios como un problema patológico, sino como algo normal. Entre el 12 y el 33 por ciento de los niños de entre 2 y 6 años crean amigos imaginarios, revela un estudio de Jacqueline Benavides Delgado, magíster por la Universidad del País Vasco e investigadora de la Universidad de Los Andes (Colombia). Los amigos imaginarios ayudan al niño a desarrollar la empatía, a saber percibir y comprender las emociones del otro, mediante el juego y la fantasía, y con esto aprender a relacionarse con el mundo. Es un mito que, los niños que los producen reflejan carencias afectivas que deben atenderse de inmediato o que hay que asustarse por eso, por el contrario, expresan sentimientos y emociones que de otro modo quedarían reprimidas; también es un mito que son alucinaciones, ya que son los mismos niños quienes lo crean y controlan. Una alucinación patológica se vive como persecutoria y atemorizante, no obstante un amigo irreal se vive como un aliado que acompaña, ayuda y defiende.

Incluso, los niños que crean un compañero ficticio tienden a acrecentar su capacidad lingüística, señala una investigación realizada por expertos en la Universidad de Otago (Nueva Zelanda). El estudio midió el vocabulario y la habilidad para narrar historias reales y de ficción, tanto en pequeños que tenían amigos imaginarios como en otros que no. El resultado fue que los primeros demostraron una capacidad para contar mejor las historias.

Según Elaine Reese, una de las directoras de la investigación, “los niños con compañeros invisibles pueden haber obtenido práctica extra contando historias”, ya que primero crean relatos para sus amigos imaginarios y, luego, vuelven a contarlos a los adultos interesados. Y, “ya que la habilidad del pequeño para contar historias ayuda a la capacidad para leer, también puede mejorar su rendimiento académico”, añade la especialista.

Es más, otro estudio habla sobre el origen de este fenómeno, se puede deber a cambios importantes en la vida del niño como: el nacimiento de un nuevo hermano, el nuevo embarazo de la madre, un cambio de ciudad que provoca obligarlo a crear nuevas amistades, el divorcio de los padres o si algún miembro familiar se ausenta mucho tiempo.

Por lo tanto, los padres de estos niños deben acompañar a sus hijos por este proceso y estar enterados de lo que su hijo comparte con este compañero (de qué tratan los temas que platica con él, a qué juegan, qué cambios le produce esta amistad imaginaria) y lo más importante, observar cómo actúa su hijo en convivencia con este amigo porque los temas centrales de esta amistad se relacionan con la circunstancia que esté atravesando el pequeño. Por ningún motivo se debe de contrariar al niño, ni negarle la existencia de su amigo imaginario; además suelen desaparecer cuando el pequeño logra relacionarse con nuevos amigos no imaginarios o cuando se adapta a la nueva situación. Se considera normal la existencia de estos seres invisibles alrededor de los 6 y 7 años de edad (en algunas situaciones excepcionales llegan hasta el inicio de la adolescencia).

Ahora bien, este fenómeno se convierte en un problema cuando los niños lo usan para evadir responsabilidades o culpar al amigo imaginario de lo que no han hecho bien. El compañero invisible también es un problema cuando el menor no sociabiliza con otros amigos porque prefiere estar con su amigo imaginario, y se convierte en la causa de su aislamiento social. Cuando se advierten estas conductas o más bien, cuando ocurre o sigue ocurriendo a una edad mayor a siete años se recomienda acudir con un especialista.

Referencias:

Cristian Valdez. (2013). Los amigos imaginarios del niño, ¿son un problema? 10/octubre/2015, de Eroski Consumer Sitio Web: http://www.consumer.es/web/es/bebe/ninos/2-4-anos/2013/03/07/216022.php

Malena. (2011). Amigos imaginarios. 10/octubre/2015, de La Guía Sitio Web: http://psicologia.laguia2000.com/psicologia-de-ninos/amigos-imaginarios.

DATOS:

En Maayán Hajaim contamos con psicólogos y psiquiatras, línea telefónica de apoyo 5292-5131, área de acompañamiento emocional y Rabinos. Para tu desarrollo personal, también contamos con cursos, talleres y grupos de apoyo

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