Título: Chicle Chicle Bomba y el elevador del miedo
Categoría: Secundaria / Cuento
Pseudónimo: Natie Casas
Era una noche lluviosa, triste y sombría en el hotel Universal Pop, esa noche era su gran inauguración y tenían tres invitados de honor: Angela Coleman junto con su pequeño retoño, María Coleman. Las dos eran actrices y cantantes y el actor Oswaldo Aguilar, ellos tres iban a ser los primeros en subir a sus habitaciones y al otro día iban a cantar algunas canciones. Se subieron al elevador al piso 15, pero justo cuando se iba cerrar la puerta, se oyó una voz: – esperen sus maletas- era el botones, así que oprimieron el botón de espera por última vez en su vida. El elevador subía mientras una vocecita grave anunciaba los pisos por los que pasaban, también se podían ver en una pantalla. Repentinamente se oyó un ruido extraño: una cuerda se había roto, pero las otras cuerdas podían sostener el peso del elevador que siguió su curso. Cayó un rayo y todos los que estaban en el elevador desaparecieron, luego cayó otro rayo y desaparece la mayoría de las personas que estaban en el hotel. Los sobrevivientes {algunos paparazzis} contaron a los noticieros y vendieron las fotos pero la duda que sigue hasta hoy es por qué desaparecieron tantas personas.
Estamos en 2024. Un joven llamado Chicle Chicle Bomba está de luto por la muerte de su padre, recibe una llamada del confiable abogado diciéndole que ha heredado un millón de dólares y el maldito hotel Universal Pop donde pasó el accidente. Chicle Chicle Bomba decide, después de unos meses, trabajar en él. Piensa – yo no creo en fantasmas, voy arreglar ese viejo hotel. Mañana iré a checar en qué estado está.
Al otro día lo revisó con Charlie Dice ,tengo un amigo que se dedicaba a remodelar lugares. Charlie se ocupa del elevador, – primero tenemos que reemplazar ese elevador, luego esas escaleras viejas ¡uy! yo creo que mejor hay que demoler el lugar. –“NO. ¡¡¡POR FAVOR!!!!”- Se escucha una leve voz de un hombre, era Oswaldo Aguilar, -ayúdenos mejor y luego hagan lo que quieran con este viejo hotel, porque si no ¡Permaneceremos aquí para siempre y lo embrujaremos para que vuelva a cerrar!. Chicle Chicle Bomba lo pensó y dijo- está bien, si es lo que quieren para irse-. Oswaldo Aguilar puso de condición cantar en el salón de fiestas con Ángela Coleman. Oswaldo explicó que los desaparecidos aquella noche permanecían en un limbo y que todos los fantasmas se irían cuando se terminara el contrato que los llevó allí. Chicle Chicle Bomba accedió a que terminaran su presentación para que fueran liberados y dejaran el hotel libre, pero Charlie lo interrumpió diciendo que necesitaban llamar alguien lo suficientemente valiente como para entrar al hotel y arreglar el elevador que diera acceso al salón de fiestas. Chicle Chicle Bomba le dijo a su amigo que no tendría problemas en arreglar el elevador porque a los fantasmas les convenía que funcionara. Los días pasaron, mientras Charlie se dedicaba a arreglar el elevador, los fantasmas, entre ensayos, contaban anécdotas de su vida artística y se hicieron más cercanos a Chicle Chicle Bomba y a Charlie, quienes escuchaban atentamente cada una de sus historias. Así, llegó el gran día. Los fantasmas entraron al elevador, seguidos de Oswaldo y Ángela. María Coleman dio gracias por permitirles liberarse de la maldición. El botones oprimió el botón del piso 15, nuevamente se escuchó la voz que anunciaba cada piso, finalmente las puertas se abrieron, bajaron Angela y Oswaldo. Maria esperó a que el botones bajara su equipaje y salió . . . se cerró la puerta; Chicle Chicle Bomba le pidió a Charlie oprimir el botón de espera para reabrir la puerta y al abrirse nuevamente, no encontraron a nadie, todos habían desaparecido porque ya habían cumplido sus propósito, habían llegado a su destino final y la maldición se había terminado.