Habemus Presidente

Nunca en la vida democrática de Israel se había visto una campaña tan reñida por la elección presidencial. En la misma, todos los intereses e instintos políticos más mezquinos se han puesto en juego, sin tapujos ni pudor público. Esta vez, la campaña comenzó relativamente muy temprano. Hace casi un año. En un principio se hablaba de dos o tres candidatos, pero con el correr de los días, se llegaron a manejar los nombres de más de una docena de presidenciables posibles. El primero en postularse fue el diputado por el Likud, Reuven Rivlin, que hace siete años perdiera la elección frente al actual presidente, Shimon Peres. Junto a Rivlin, se postuló el general en retiro y exministro de Defensa y actual diputado por Avodá, Benjamin Ben Eliezer. Este último debió declinar, a solo dos días de la elección pues una investigación policial descubrió la ocultación parcial de su patrimonio personal, lo cual lo descalificó, de acuerdo a la reglamentación interna de la Knéset. Poco a poco, se fueron autodescartando también otros potenciales candidatos. Cada uno, por causas personales diversas. A la vez, había quienes seguían barajando nuevos nombres, lanzados al aire público como globos de prueba. Especialmente por Netanyahu y sus seguidores, que desde un principio se opusieron tenazmente al candidato de su propio partido. Desde hace más de un año, Netanyahu y Rivlin están muy distanciados y no se hablan. En la última Knéset y cuando se consideraba que Rivlin sería nuevamente su presidente, Netanyahu impulsó la candidatura de Yuri Edelstein. Rivlin se sintió entonces, profundamente ofendido y humillado, por su jefe de partido. Durante los dos periodos parlamentarios anteriores, en los cuales Rivlin ejerciera el cargo de Presidente de la Knéset. Netanyahu y otros miembros del Likud, acusaron a Rivlin de haber frustrado varias leyes propuestas por su partido. Rivlin las consideró atentatorias contra el régimen democrático. A sus correligionarios de partido, les irritó también sobremanera, que una de sus primeras visitas como presidente de la Knéset, fuera a la aldea árabe Um El Fahem, reducto del Movimiento Islámico, furibundo enemigo del Estado. Veinticinco años de vida parlamentaria muy activa y esos dos periodos ejercidos en la presidencia de la Knéset, convirtieron a Rivlin en defensor del liberalismo y asiduo defensor del estado de derecho. Trayectoria política que le hiciera ganar la simpatía y la amistad de férreos opositores a sus ideas políticas y a las de su partido el Likud. Como es sabido, Rivlin es ideológicamente partidario de un gran Israel y por ende, opositor a la creación de un estado palestino. Netanyahu intentó toda manipulación imaginable, con tal de frustrar la posible elección de Rivlin, desde posponer la fecha de la elección o solicitar de Shimon Peres que alargue su periodo por un año más y hasta intentar cancelar por ley, el cargo presidencial. Hace solo una semana y ante el fracaso de todos esos intentos, no le quedó más remedio que claudicar y apoyar de mala gana a Rivlin. En la elección llevada a cabo el 10 de junio último, de pronto la oposición dividida, apoyó la candidatura de Meir Shitrit, exLikud y Kadima y ahora diputado por el partido Hatnuá que lidera Tzipi Livni. El resultado de esa elección fue de 44 votos para Rivlin y 31 para Shitrit. Lo que obligó a ir a una segunda vuelta, con el fin de que el candidato electo obtenga por lo menos 61 votos, como lo estipula la ley. O la mitad más uno del total de los votos de los diputados. La mayoría de los partidos, optó por dar libertad de elección a sus diputados, así que durante las dos horas que separaron la primera de la segunda elección, la Knéset se asemejó más a un bazar persa que a un parlamento. Por momentos los diputados cambiaban de preferencia y se pasaban de un bando a otro. Observadores políticos y los mismos diputados, se encontraban a momentos, nadando en un mar de desconcierto e incertidumbre total. Finalmente, el recuento de la segunda votación secreta, le dio a Rivlin el triunfo con la obtención de 63 a su favor, contra 53 a favor de Shitrit. El esfuerzo que hizo Netanyahu por ocultar su descontento no pudo ocultar su rostro desencajado, así como el de algunos de sus correligionarios dentro del Likud. Partido que definitivamente, votó totalmente dividido en dos bandos antagónicos. La tensa angustia provocada por el conteo de votos fue repentinamente interrumpida por los gritos de alegría de los partidarios de Rivlin, cuando se dio a conocer el resultado. Las tres cadenas de televisión siguieron paso a paso todo el proceso, desde la media mañana hasta pasada la tarde y gran parte de la ciudadanía siguió pendiente del desenlace hasta el final del proceso electivo. En el acto de proclamación efectuado en el Salón Marc Chagall de la Knéset, el actual presidente de la misma proclamó públicamente al ganador, ante la presencia del Primer Ministro. Las palabras de salutación de Netanyahu fueron de elogio personal hacia el recién electo, pero mostraron a las claras su frialdad. Rivlin agradeció a Netanyahu por su elección pero por sobre todo subrayó y exaltó el apoyo de diputados de otros partidos, incluyendo a los de oposición, que lo votaron. A ellos realmente, les debe su triunfo. Con palabras muy sentidas y por momentos con lágrimas en sus ojos, Reuven (Ruby) Rivlin, aseguró que será el presidente de todos los israelíes, sin distinción. Judíos, árabes, drusos y miembros de todas las minorías. Afirmó que sus posiciones políticas quedarán relegadas en bien de la unidad del pueblo de Israel. Afirmó que la residencia presidencial estará siempre abierta para escuchar las voces de todos los ciudadanos. Reuven Rivlin, cierra con su elección un círculo familiar histórico. Su padre ya fallecido, fue el prestigioso orientalista Yosef Rivlin. Quien fuera profesor de la cátedra de Estudios Orientales de la Universidad Hebrea de Jerusalem. Traductor del Corán al hebreo y quien fue propuesto como candidato a la presidencia, durante la elección de 1963. Misma que perdiera frente a Zalman Shazar. Aunque al día siguiente de su elección, Rivlin salió de su primer encuentro con Netanyahu afirmando que todos los resquemores entre ambos, habían quedado en el pasado, todos los observadores políticos concuerdan en que en esta elección una cuerda muy vital de la coalición, se ha roto. Los límites ideológicos entre coalición y oposición se han visto desdibujados y rebasados. Lo claro ahora es que indudablemente, Netanyahu ha logrado cavar una profunda zanja de división y discordia dentro de su propio partido, devaluando así su propio liderazgo. Para gran sorpresa de Rivlin y del público israelí en general, uno de los líderes rebeldes sirios que luchan en la guerra civil contra Bashar Al Asad, hizo público su mensaje de felicitaciones, para el nuevo presidente de Israel. 

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