Decenas de miles de israelíes, en su gran mayoría religiosos nacionales, acompañaron los cuerpos de los tres jóvenes secuestrados y asesinados por terroristas palestinos. Cuando comencé a escribir estas líneas, aún no se conocía el fatal destino de Gilad, Naftali y Eyal. Los tres seminaristas de la Yeshivá de Gush Etzion, situada entre Jerusalem y la ciudad palestina de Hebrón, en la Ribera Occidental. Ahora, con un profundo dolor que ha sacudido a toda la opinión pública israelí, a dieciocho días del secuestro, Tzahal informó haber encontrado sus cuerpos enterrados a muy corta distancia del lugar de donde fueran secuestrados. Además, la policía dio a conocer la grabación de un llamado al número 100 de emergencias, en la cual se escucha el susurro de Gilad, diciendo que fue secuestrado. Seguidamente se escucha un grito que le ordena bajar su cabeza y luego, se oyen disparos de un arma con silenciador. Lamentablemente, el policía que recibiera el llamado, no alcanzó a entender las palabras del joven secuestrado ni a captar de qué se trataba, pues la radio del coche estaba prendida a volumen alto y se escuchaba un programa en hebreo. Solo cinco horas después de ese llamado, y ante la denuncia de uno de los padres sobre la desaparición de su hijo, se alertaron todos los servicios de seguridad. Ahora se deduce que los secuestradores, temerosos por el llamado telefónico, acribillaron a los tres jóvenes israelíes, los enterraron rápidamente y se dieron a la fuga. Esta última semana justamente, los servicios de inteligencia del ejército habían publicado las fotografías y los nombres de dos palestinos, los que según se cree son los responsables del asesinato. Ambos han desaparecido de sus hogares desde el mismo día del secuestro. Ambos cuentan con un historial de militancia en las filas de Hamas y de haber cometido actos de violencia, por los cuales fueron encarcelados en diversas oportunidades. Tzahal y las fuerzas especiales de seguridad “peinaron” literalmente, regiones enteras de Judea y Samaria. Se activaron innumerables fuentes de información, se utilizaron los equipos electrónicos más sofisticados y se contó además, con la activa cooperación de las fuerzas de seguridad palestinas. Al respecto, Mahmud Abbas presidente de la Autoridad Palestina, había hecho varios llamados exigiendo la liberación de los tres jóvenes israelíes, ante foros diplomáticos árabes y ante los medios de información, ante una atónita e irritada población palestina, Abbas ha tratado de explicar que este tipo de actos violentos contra la población civil israelí y en especial contra tres estudiantes, atentan contra los intereses del pueblo palestino, que lucha por lograr el reconocimiento internacional de un estado palestino independiente. Hasta ahora, Netanyahu se ha abstenido de agradecer esa valiente e inteligente posición de Abbas, exigiéndole que rompa los acuerdos recientemente firmados con Hamas, para la formación de un gobierno de unificación nacional. En cambio, el presidente Shimon Peres lo ha aplaudido, afirmando que no ha habido hasta la fecha un interlocutor palestino de la talla de Abbas, para negociar la paz. Abbas está llevando a cabo una campaña internacional para mejorar la imagen palestina ante el mundo. El vocero oficial de Tzahal, ha informado que desde 2013 y en lo que va del presente año, se han frustrado casi 50 intentos de secuestro de soldados israelíes en las carreteras de Israel. La política de todos los gobiernos de Israel, ha sido la de negociar siempre el regreso de sus ciudadanos militares o civiles, vivos o muertos, los ha canjeado por cientos de palestinos, encarcelados en Israel por actos de terror. Esa norma se ha convertido en valor supremo de la sociedad israelí. Nunca se ha abandonado a nadie en manos del enemigo. Ahora hay quienes afirman que esta política, solo ha servido para envalentonar más a los palestinos, que intentan el secuestro como arma efectiva de lucha. Pensar que hace solo una semana, las tres madres viajaron a Ginebra, Suiza, para presentarse ante la Comisión de DDHH de la ONU. Fueron a reclamar el apoyo de ese organismo, para la liberación de sus hijos sanos y salvos. Acto insólito por el hecho que desde hace ya tiempo, Israel y Estados Unidos, evitan su participación en las sesiones del mismo. La mayoría de los 47 países allí representados, tienen una posición antiisraelí a priori y votan automáticamente en su contra, sin importar el tema que se trate. Según datos de la ONU, cada año mueren decenas de miles de musulmanes en guerras intestinas en Asia y África, o en sus luchas contra los “infieles”. A pesar de todos los actos de guerra y exterminio que ocurren a diario en el mundo, Israel se ha hecho acreedor a más de dos tercios del total de las condenas de ese organismo. A todas vistas, la presencia de las madres allí, fue intrascendente. Las madres enviaron además, una carta al Secretario General de la ONU, solicitando su intervención. Ahora, el Consejo de Seguridad del organismo, ha condenado el terrible asesinato. Tres días antes del doloroso hallazgo, una masa multitudinaria de israelíes se congregó en la Plaza Rabin de Tel Aviv, para solidarizarse con las angustiadas familias de los secuestrados y rezó junto a ellos por el regreso con vida de los tres jóvenes. Durante el rastreo de los secuestrados, han sido detenidos casi 500 activistas del movimiento Hamas en Judea y Samaria. Se han confiscado bienes del movimiento, armas y explosivos. Entre los detenidos, se encuentran 53 terroristas de Hamas, que fueran liberados en el canje por el soldado Shalit, tres años atrás. Uno de ellos, ha sido encontrado responsable del asesinato de un alto jefe policial israelí cuando hace tres meses viajaba con su familia, a festejar el Seder de Pésaj. Durante estas últimas tres semanas, fueron lanzados más de 80 misiles a territorio israelí, desde la Franja de Gaza controlada por Hamas. Afortunadamente, no hubo que lamentar víctimas, sí daños materiales. Abbas, no ha tomado responsabilidad por ello, ni lo ha condenado, a pesar de ser ahora el presidente de todos los palestinos. Lo que demuestra su impotencia frente a Hamas. Israel, como ya es rutina, ha hecho uso de su fuerza aérea, para destruir posiciones lanzacohetes e instalaciones militares en la Franja de Gaza o eliminando discrecionalmente desde el aire, a los involucrados en los lanzamientos. El gabinete de seguridad, se ha reunido en dos ocasiones en los últimos días, dejando traslucir serias diferencias entre los ministros que lo componen, acerca de las medidas a tomar. Es de esperar que se actúe con la mayor calma, prudencia y responsabilidad posibles. Nunca es recomendable actuar con la cabeza caliente y los nervios crispados. Aunque la perdida sea irreparable y el dolor muy intenso, la sed de venganza no puede ser la base de un plan de acción de ningún gobierno. Netanyahu exige de Abbas de manera inmediata, romper sus lazos con Hamas y que cancele los salarios mensuales que les paga a las familias de los asesinos palestinos, presos en las cárceles de Israel. La frontera sirio-israelí en el Golán, también se ha visto seriamente perturbada la semana anterior. Un obús disparado por fuerzas sirias, costó la vida de un joven israelí de 15 años y causó heridas a su padre y a otras dos personas más, que trabajaban cerca de la frontera. La respuesta israelí fue dura y contundente, destruyendo posiciones militares del ejército sirio. Al vocero oficial sirio le llevó tres días reconocer la represalia israelí, pero no explicó sus causas. Solo aseguró que la venganza llegará en el momento y lugar en que el gobierno sirio lo decida.
Todos contra todos
Sé que lo escrito en estas líneas será harto difícil de comprender para el lector de a pie, que por lo general no es un experto en temas del Medio Oriente. El consuelo que nos queda a ambos, es que incluso para los estudiosos y conocedores del tema, los acontecimientos que se están dando en la región, rebasan con creces el alcance de las imaginaciones más audaces. Varios países árabes se encuentran en estos momentos envueltos en un torbellino de guerras intestinas. En Siria continúa una impiadosa guerra fratricida. El resultado a la fecha, es de más de 170 mil víctimas y diez millones de exiliados y desplazados. El régimen de Bashar Al Asad, (shiíta) está enfrentado a los rebeldes sirios, (sunitas). A las fuerzas regulares de Al Asad, se han plegado combatientes del movimiento libanés Hezbolá, shiíta también. A los rebeldes sirios se les han sumado fuerzas de Al Qaeda y de otros grupos de forajidos yihadistas, provenientes del extranjero. Todos ellos sunitas, que ahora mismo, están luchando entre sí. De repente, pareciera que Al Asad, se ha convertido en la última barrera para frenar el avance yihadista. En Irak, una fuerza yihadista más radical que Al Qaeda y que se autodenomina la Nación Islámica de Irak, Siria y el Levante, (sunita), se ha hecho con el poder de la zona meridional y occidental del país. El ejército iraquí, shiíta en su mayor parte, que adiestró Estados Unidos, se ha desintegrado en pocos días, dejando tras de sí, un moderno y cuantioso armamento estadounidense y miles de víctimas en el terreno. En el norte del país, la mayoría kurda (sunita) ha declarado una autonomía independiente. En el centro y sur del país, la mayoría shiíta, se reagrupa ahora, para impedir la caída de la capital, Bagdad, en manos de los yihadistas. El ejército yihadista ya se ha apoderado de los puestos fronterizos iraquíes, frente a Siria y Jordania amenazando invadir esos dos países. A la vez, han declarado la creación de un Califato Islámico, que pretende gobernar sobre Irak, Siria, Líbano, Jordania y Palestina, incluida Israel. Egipto por su parte, lucha contra grupos yihadistas radicales en Sinaí y con Hamas en Gaza. Todos ellos sunitas. Irán, el único país con régimen shiíta, se dispone a intervenir a fin de “proteger” a los shiítas de Irak. Al mismo tiempo que negocia los pormenores de su desarme nuclear frente a Estados Unidos y los países europeos, puede que se convierta en el único poder musulmán capaz de impedir la expansión del yihadismo asesino, a otras áreas de la región. Estados Unidos, observa atónito lo que está ocurriendo en Irak, país que gobernó durante diez años. Entrenó y pertrechó a su ejército antes de evacuarlo. Ahora ve el fracaso de su errónea estrategia en la zona. O lo que es peor, la carencia de estrategia del presidente Obama. Israel mientras tanto, observa cauteloso y con mucha atención, los movimientos de los enfrentamientos “Su-Shi”, (sunitas contra shiítas). Mismos que han revertido la historia del Islam, a 1,300 años atrás. Ni qué decir del mapa del Medio Oriente moderno, diseñado por Francia e Inglaterra hace 98 años y que es ahora una hoja de papel irrelevante. Las entidades nacionales árabes nacidas de él se están desvaneciendo en medio de guerras confesionales, étnicas y tribales. Ante estos graves acontecimientos, Netanyahu ya ha declarado entre otras cosas, que en caso de imperiosa necesidad, Israel protegerá la integridad del territorio jordano. Agregó además, que estos hechos lo han convencido más de que si se concretara la fórmula de “dos estados para dos pueblos”, en el mejor de los casos, la entidad palestina tendría soberanía total sobre todos los asuntos, menos los de seguridad. El estado palestino, deberá ser totalmente desmilitarizado y la frontera oriental a lo largo del río Jordán, afirmó, permanecerá por siempre en manos de Israel. Quien estaría dispuesto hoy, a apostar cómo se verá la realidad del Medio Oriente no en los próximos años, sino ya. En el mes próximo.