Los alemanes Max von Laue y James Frank recibieron el

premio Nobel de Física en 1914 y 1925, respectivamente. El primero era un claro opositor al régimen nazi y el segundo era judío.

Cuando empezó la II Guerra Mundial, estos dos físicos enviaron las medallas conmemorativas de sus premios al laboratorio de Niels Bohr (premio Nobel de Física en 1922), en Copenhague, para que las tuviera a buen recaudo hasta finalizar la contienda.

Pero las medallas son de oro y exportar oro desde Alemania era un delito muy grave en aquel momento. Lamentablemente, Dinamarca fue invadida y como el laboratorio de Bohr se había convertido en un refugio para los físicos judíos, era probable que estuviera en el punto de mira de las fuerzas alemanas, por lo que había que esconder las medallas, que además llevaban el nombre de los galardonados (y culpables de su exportación). Pero, ¿cómo podrían hacerlo?

Para evitar la captura y el probable castigo a estos investigadores, el húngaro George de Hevesy (premio Nobel de Química en 1943) optó por el camino de la Química para “esconder” las medallas.

Pero el oro, al ser un metal noble, no reacciona con casi nada, añadiendo más dificultad al asunto. Finalmente, de Hevesy optó por disolverlas en agua regia, del latín aqua regia, “agua real”. Una solución descubierta allá por el siglo IX dC, compuesta por ácido nítrico (HNO3) y ácido clorhídrico (HCl) en una proporción 1:3.

El poder disolvente del agua regia procede de las propiedades combinadas de cada ácido. En la primera etapa, el HNO3 actúa como oxidante y lleva al oro desde el estado de oxidación 0 al +3. Los iones cloruro de del HCl reaccionan con los iones Au3+, formando iones complejos de tetracloruro áurico, estable y soluble.

La disolución anaranjada resultante se vertió en un frasco oscuro y el oro de las medallas pasó desapercibido durante años en el laboratorio de Bohr. Cuando acabó la II Guerra Mundial, de Hevesy decidió recuperar el oro disuelto precipitándolo, es decir, devolviéndole de nuevo a su estado sólido. Para ello, usó un potente reductor como el dióxido de azufre a partir de sulfito de sodio (Na2SO3 + 2H+ → 2 Na+ + SO2 + H2O).

Finalmente, el oro se envió a la Academia Sueca, que fabricó nuevas medallas que fueron devueltas a sus legítimos dueños en el año 1950, en el 50 aniversario de los Premios Nobel.

Fuente: www.estadodeisrael.com

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