Este año, desde el 22 hasta el 30 de abril, las familias judías de todo el mundo nos reunimos para celebrar una de las festividades más significativas de nuestro calendario: Pésaj, también conocido como la Pascua judía. Más que una simple conmemoración histórica, Pésaj es un recordatorio viviente de la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, un evento central en la historia y la identidad judía.

El Pésaj, que comienza en el día 14 del mes hebreo de Nisán y dura ocho días, tiene profundas raíces tanto en la tradición bíblica como en las prácticas culturales contemporáneas. Durante esta festividad, las familias judías seguimos una serie de rituales y costumbres que tienen como objetivo revivir la experiencia del éxodo de Egipto y transmitir sus significados a las generaciones futuras.

Uno de los momentos centrales de Pésaj es la cena del Séder, que marca el inicio de la festividad. Durante el Séder, nos reunimos alrededor de una mesa festiva y recitamos la Hagadá de Pésaj, un relato que narra la historia del éxodo y las experiencias del pueblo judío en el camino hacia la libertad. Los alimentos simbólicos como la matzá (pan ácimo), el hueso asado, el huevo duro y otros elementos evocan la esclavitud y la redención.

La preparación para Pésaj es una parte importante de la celebración. Antes de la festividad, las familias realizamos una limpieza a fondo en casa para eliminar cualquier rastro de jametz (alimentos fermentados) y asegurarnos de que todo esté listo para la festividad. Se preparan platos especiales y se utilizan utensilios específicos para evitar la contaminación por jametz.

Además de los aspectos rituales y culinarios, Pésaj tiene una relevancia profunda en la vida judía. Más allá de conmemorar un evento histórico, Pésaj es una oportunidad para reflexionar sobre el significado de la libertad y la responsabilidad que conlleva. Pésaj nos recuerda la importancia de luchar por la libertad y la justicia para todos.

Fuente: Agencias