El caballero de los cuentos

Título: El caballero de los cuentos
Categoría: Secundaria / Cuento
Pseudónimo: El mestizo

Era un día como cualquier otro en la casa de Antony. Él y su madre vivían solos en un edificio bajo de Los Ángeles. Después de mucho esperar, por fin Antony se graduaría de la universidad. Le esperaba una vida de éxito como dentista. Llegó el gran día; Antony se levantó, pero percibió algo diferente en él… Sus dientes no estaban.

Lo habló con su mamá y decidieron que daría su discurso así, sin dientes. Llegaron a la escuela. La ceremonia estaba a punto de empezar cuando ocurrió un suceso que cambiaría su vida por completo.

Comenzó a hablar:

–Hoy eshtamosh aquí todosh reuni…

Se detuvo a la mitad de la frase. En lo que él percibió como segundos, de su boca, como serpientes, salieron unos pequeños chorros de sangre, con los que se formó la frase: “Hola, caballero de los cuentos”.

El público no entendía qué estaba pasando. Para ellos, Antony solo se había quedado parado, mudo.

–Soy el “diablo de la encía”. Te he quitado tus dientes porque quiero que me entregues tu reinado.

Después, se sumió en total oscuridad antes de caer en un paisaje que parecía conocer. Era uno de los antiguos cuentos que solía contarle su mamá: “Y Emilio se quedó Chimuelo”.

Estaba en las páginas del cuento, pero algo parecía distinto de cómo lo recordaba. Todo era negro y sombrío, hasta que, de pronto, apareció un hombre que le parecía familiar. Su padre, a quien no había tenido la oportunidad de conocer.

– Papá –exclamó con emoción–, ¿qué haces aquí?

–Hijo mío, bienvenido al enorme mundo de los cuentos; te explicaré: toda nuestra ascendencia ha protegido el mundo de los cuentos para que se conserve el orden.

            Al ver la confundida cara de su hijo continuó:

–Todos los villanos de los cuentos más famosos alguna vez fueron reales y los antiguos magos se encargaron de encerrarlos para que sus fechorías no afectaran al mundo real. Pero se dieron cuenta de que los villanos empezaban a escapar de los cuentos, por lo que se designó a tres familias para mantener este orden. Y una de esas familias es la nuestra. Y tú, hijo mío, has llegado aquí por mi culpa. En realidad, no existe el “diablo de la encía”. Todo este drama fue para traerte hasta aquí, para empezar tu entrenamiento. Por cierto, acá están tus dientes, –le dijo entregándole unas perlas blancas.

Anthony estaba perturbado, atónito y emocionado de ver a su padre. El silencio incómodo solo fue interrumpido por los fuertes pasos de una chica que venía detrás de su padre.

–¿Quién es el nuevo, Josh?

–Es mi hijo –dijo él emocionado.

–Hola, novato, soy Ana, compañera de trabajo de tu padre.

–Hola- contestó Antony.

Después de unos minutos, durante los cuales le explicaron a Antony cosas básicas de su mundo, apareció una chica que él conocía. Era su compañera de mesa en clase de diagnóstico.

–Hola –dijo ella.

–Hola, Olivia.

-Veo que se conocen –intervino Josh.

–Sí, pero lo que no sabía es que tu hijo era nada menos que el famoso Antony Jonhson.

–¿Por qué famo…? –no llegó a terminar, porque sonó una radio que anunciaba: “Tenemos un 34-14 en Cenicienta, cuidado, Madrastra va por ustedes”.  Y antes de que terminara la frase la tierra se tragó a Josh y a Ana.

–¡Papá! –gritó Antony.

–No hay tiempo para lamentos, corramos antes de que también nos perciba –dijo Olivia exaltada. 

Corrieron durante una hora para llegar a un refugio. Por dentro era todo muy fino, todo estaba bien surtido.

–Bienvenido al “Refugio de los caballeros”, aquí es donde nosotros pasamos el tiempo planeando y descansando.

–Entonces, qué estamos esperando para rescatar a mi padre.

–Ven, mira el mapa.– era un mapa enorme que tenía una marca para cada cuento – Nosotros estamos aquí.– dijo señalando un punto – Para llegar a Cenicienta tendremos que pasar por Pinocho, Caperucita Roja, Hansel y Gretel y Blancanieves. Si queremos llegar allí mañana, tendremos que salir hoy en la noche. 

Parecía que Olivia estaba esperando algo. Y antes de que pudiera preguntar, un helicóptero aterrizó frente a ellos. Con una voz grave, un chico exclamó:

–Suban rápido, antes de que Madrastra los detecte.

Volaron por más de 20 minutos y llegaron a una isla con un bosque que decía, en letras gigantes Caperucita Roja.

–¿Qué tenemos que hacer aquí?– preguntó Antony. 

Olivia respondió rápidamente:

–Venimos a buscar cuatro gemas.

–Bueno, y ¿dónde vamos a conseguirlas? –preguntó él.

–Tenemos que ir con Caperucita y buscar la primera.

Después de caminar por mucho tiempo, llegaron a un bosque. Cuando entraron, una manada de lobos los atacó. Antony gritaba de miedo, pero Olivia estaba completamente tranquila. Fueron rodeados por la manada y uno de los lobos les dio instrucciones para ir a un túnel que había al final del bosque. Al cruzarlo llegarían a la casa de Abuelita. El bosque era extenso y peligroso. Cuando iban a la mitad, el piso empezó a temblar y de la tierra salió una serpiente colosal colocada para proteger la casa de Abuelita.  Olivia, sin pensarlo dos veces, sacó su espada y empezó a luchar con ella. Entre tajos y estocadas, le clavó su espada. Pasaron por el portal y se dirigieron a la casa de Abuelita sin problemas. Al entrar, la saludaron y, después de una plática con Olivia, le entregó unas gemas y fueron al siguiente cuento.

Este tenía un teatro y un pueblo, además de un cartel que decía: Pinocho.

Aquí la historia fue diferente. Olivia llegó al teatro, se paró en el escenario y gritó:

–Los caballeros están atrapados y necesito su gema.  

Apareció el papá de Pinocho y les entregó la gema.

De camino al siguiente cuento, ella le explicó que las gemas eran algo que todos los cuentos tenían y que en cada cuento las guardaba alguien diferente. Esas gemas les iban a servir para romper el hechizo que encerró a sus padres.

Al llegar a Hansel y Gretel encontraron un rastro de pan, al igual que en el cuento. Lo siguieron hasta una casita donde empezaron a comer y los envolvió una hipnosis. Una bruja llegó y les pidió que se suicidaran. Cuando él tenía el cuchillo en el pecho, se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Reaccionó con un rápido movimiento y le clavó el cuchillo a la bruja, matándola. Así obtuvieron una gema más.

Blancanieves fue muy fácil, lo único que hicieron fue buscar al príncipe. Hablaron con él y les entregó las gemas. 

Cuando llegaron a Cenicienta estaba todo negro y destruido. Ahí estaban todos los villanos de los cuentos reunidos. Y ahí estaba Antony, una semana antes estaba en la escuela estudiando una carrera y ahora todos confiaban en él para dirigir una guerra.

 Cuando se enfrentó a Madrastra, ella quedó impresionada por la capacidad de su oponente, quien, con una maniobra extraordinaria, le clavó su espada. En ese preciso momento todo volvió a la normalidad y se dictaminó un mes entero de fiesta en todos los cuentos. 

Antony regresó a la realidad, donde sólo habían transcurrido unos segundos. Terminó su discurso y siguió su vida. Pero cada noche iba a revisar las cosas en el mundo de los cuentos. Y como normalmente terminan estas historias, todos vivieron felices para siempre.

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