¿Cómo le explicas a la gente a tu alrededor que el plomero que vino a arreglar tu regadera fue poseído por el
espíritu de tu difunta esposa? ¿Quién te lo va a creer (especialmente cuando dicha esposa parece no entender que lo que ven los demás es el cuerpo de ese plomero y no parece tener un gramo de empatía)? En esta obra del autor argentino (residente de Israel) Hugo Marcos, Coby (Dan Cung) perdió a su esposa en un accidente de automóvil hace un año, y un día que tiene un problema con su regadera, llama a un plomero (Edmond Charabati) que se electrocuta tratando de arreglar la regadera y al despertar, resulta que tiene en sí el alma de Daniela, la difunta esposa de nuestro protagonista. El director Juan Carlos Torres trae esta historia que probablemente es pensada para un público más maduro, pero ofrece una oportunidad para que su elenco explore la comedia de puertas.
Lo que vi en escena
Una concepción muy acertada de una comedia de puertas, ya que el escenario cuenta con cuatro puertas de las que nuestros personajes entran y salen, agregándole cada vez a cualquier malentendido que se presenta en escena. Un equipo de actores que parece estar disfrutando su tiempo sobre el escenario (en particular si uno considera que hay un chavo de Secundaria vestido con un brasier).