Durante 2.000 años, el Muro de los Lamentos en la Ciudad Vieja de Jerusalem ya vio casi todo. Pero en esta semana hasta sus inmensos bloques de piedra seguramente temblaron y no pudieron contener la emoción.
Dos autobuses especiales para personas discapacitadas con 80 sobrevivientes del Holocausto del hostal Shaar Menashé, ubicado en el norte de Israel, acompañados por una unidad de cuidados intensivos de Maguén David Adom (MDA), estacionaron en la misma Explanada del Kotel para celebrar un Bat y Bar Mitzvá conjunto a quienes la Shoá impidió hacerlo.
Este proyecto, único hasta ahora, no fue fácil de realizar a nivel emocional y logístico. Llevarlo a cabo requirió una enorme motivación y fuerza de voluntad para sobreponerse a grandes dificultades.
Teniendo en cuenta que la gran mayoría de los sobrevivientes casi nunca abandonó el hostal, fue necesario un intenso accionar de persuasión por parte del personal del centro médico.
«Se trata de residentes de edad muy avanzada, con sus respectivos miedos y traumas, que no consiguió recuperarse de las desgracias vividas», señaló un funcionario del organismo y colaborador en la organización del evento.
La Fundación Patrimonio del Muro fue la encargada de las ceremonias de Bat y Bar Mitzvá, para las cuales dispuso rabinos, libros de Torá, talitot (taledos) y tefilín (filacterias) especiales.
Una vez acabadas las ceremonias, un rabino le preguntó a un sobreviviente: «¿Es su primera visita al Muro?». Luego de colocar la papeleta como si fuera un tesoro entre las milenarias piedras y besarlas, la respuesta no tardó en llegar: «Es la primera y la última, pero pensé en mi familia y jamás la olvidaré», dijo con las mejillas húmedas.
Este evento único concluyó con un agasajo organizado por el seminario rabínico Esh Hatorá en un salón de fiestas decorado con globos azules y blancos y banderas de Israel con clarinetistas y cantores que alegraron a los sorprendidos sobrevivientes.
Fuente: www.unidosxisrael.com