La casi extinción de los villanos

Título: La casi extinción de los villanos
Categoría: Infantil B / Cuento
Pseudónimo: The Shark

Como cada mañana, Simeone fue a la escuela y, como cada mañana también, comenzaban sus clases leyendo el libro mensual.  De unos meses para acá, las lecturas se habían vuelto muy aburridas, y no, no era algo personal. Simeone amaba leer, de primero a sexto llevaba el récord de libros leídos de su salón. Ya había devorado todos los libros de la pequeña biblioteca de su escuela, un lugar hermoso en un pueblito de Buenos Aires y, por ello, amaba que todas las mañanas empezaran leyendo un libro que no conocía. Era como una nueva aventura diaria, pero algo pasó que los libros se volvieron muy aburridos.

—¿Otra vez todos fueron felices por siempre? —preguntó Simeone cuando terminaron de leer uno de los cuentos de su libro—. Este es el sexto libro y octavo cuento en donde todo es maravilloso y amoroso. ¿Qué ya no hay villanos?

—Bueno, niños, por favor lean el siguiente cuento en silencio hasta la página 35 —dijo el profesor Carlos ignorando a Simeone.

Cada quien comenzó a leer por su cuenta. Simeone ya no podía de aburrimiento hasta que… ¿qué era eso?, unas manchas moradas aparecieron en su libro. Simeone volteó a todos lados para ver si a alguien más le pasaba lo mismo. Pero no, todo estaba en normalidad. “¿Y si me regañan por estas manchas?”, se preguntó Simeone; trató de tocar una de las manchas para saber qué era y, en cuanto su dedo índice tocó una de las manchas, todo se empezó a diluir y a girar vertiginosamente.

—¡Ahhhhhhhh! —gritó Simeone.

Cuando todo dejó de girar, Simeone parpadeó varias veces para acostumbrarse al nuevo lugar en donde estaba y distinguir de qué se trataba. Estaba en un cuarto enorme, no se veía ni el inicio ni el final, pues un humo denso se extendía por el suelo. Lo que más llamó la atención de Simeone fue que el cuarto estaba lleno de esferas de cristal flotando por el aire. Dentro de cada esfera había algo, Simeone se acercó a varias de ellas y se sorprendió de que eran libros lo que tenían. Reconoció a muchos de ellos.

Uno de los libros que quería leer y estaba en una de las esferas era “La peor señora del mundo” de Francisco Hinojosa, un escritor mexicano del que había leído varios cuentos. En cuanto quiso tomar el libro, un grito se escuchó…

—¿Quién anda ahí? —preguntó Simeone con miedo.

Nadie contestó, pero claramente distinguió dentro de la penumbra una figura que correspondía a… ¡un lobo!

—No corras, no te haré daño —dijo aquel lobo en cuanto Simeone salió corriendo.

—¿En serio no me harás daño? —preguntó Simeone un poco dudosa.

—Llevo años sin saber qué se siente ser villano.

Simeone volteó para ver al lobo y vio en la mirada de este, una nostalgia profunda.

—Hace años que no quiero hacerle daño ni a Caperucita, ni destruir la casa de los Tres Cochinitos.

—¿Tú eres el lobo de esos cuentos?

—Sí —dijo el lobo poco orgulloso.

—¿Y qué haces aquí?

—Bueno, un día nos convocaron a una junta a todos los villanos de los cuentos e historias más conocidas del mundo. Nos prometieron nuevas técnicas más malvadas para terminar con los protagonistas, pero pasó todo lo contrario. Nos encerraron en este mundo y nos obligaron a ser casi casi como unos ángeles.

—¿Y por qué los libros están encerrados en una esfera?

—Bueno… esos son los libros originales en donde nosotros también éramos importantes y hacíamos que las historias fueran más divertidas e interesantes. Ahora el mundo tiene otras versiones en donde nosotros no somos más que “lindos angelitos” ­–y cuando dijo esto último, hizo con sus manos la seña como de comillas.

—Ahora entiendo por qué los libros que hemos leído en clase son tan aburridos —dijo Simeone—. Pero dime, ¿a quién se le ocurrió esa malísima idea?

—Al rey Ernesto, un villano sacado de un libro que no se vendió tan bien y no se hizo conocido como yo,  como las brujas de los cuentos de hadas, como Lord Voldemort… como un sinfín de villanos increíbles. El rey Ernesto quiere ser el único villano en la faz de la tierra. 

—Llévame con ese villano, quiero hablar con él —dijo decidida Simeone.

El lobo lo dudó mucho pues le explicó a la niña que el rey no dejaba que lo vieran tan fácilmente, pero cuando Simeone le explicó que tenía un plan para hacer que todo volviera a la normalidad, se arriesgó. Cuando llegaron al castillo real, un lacayo les abrió las grandes puertas.

—Adelante. El malvado rey Ernesto sabe todo lo que ocurre en su reino y sabía que vendrían.

Cuando pasaron por los pasillos del castillo para llegar al salón principal, vieron a muchos villanos encerrados en jaulas; varias de ellas eran más pequeñas que sus cuerpos. Algunos de los villanos que reconoció Simeone fueron: Maléfica, Úrsula, la directora Trunchbull o mejor conocida como señorita Tronchatoros, Sauron,  Cruella de Vil… todos se veían tan inofensivos, tan diferentes a cómo los recordaba en sus lecturas. El lobo le contó que los villanos que no estaban encerrados, servían de esclavos para el rey.

—Bienvenidos sean —dijo el Rey Ernesto con una voz burlona en cuanto los vio atravesar el salón principal—. Sé que están aquí porque esta niñita quiere decirme algo.

—¡Te exijo que devuelvas a los villanos a sus historias reales!

El rey Ernesto se empezó a reir, pero reconoció que hace mucho no veía tanta valentía en alguien, así que por lástima, la dejaría pelear contra él en un duelo de espadas. Si él ganaba, ella se quedaba en ese mundo para siempre, encerrada en una jaula, pero si ella ganaba, todos volvían a sus libros originales. Simeone aceptó.

—Te espero mañana a las 10 de la mañana, entrena mucho —dijo el rey Ernesto.

El lobo no podía creer que Simeone había aceptado. Le contó que ya a muchos había vencido el rey Ernesto. Simeone le contó que tenía un plan.

A la mañana siguiente Simeone se presentó ante el lobo a la hora acordada. Antes de comenzar el combate, le dijo las siguientes palabras al rey Ernesto.

—¿Tú sabías que en mi escuela soy la peor alumna de todas, la más molestona, la que nunca hace tareas, la que siempre hace llorar a todos?  —mintió Simeone.

—Mejor, eso significa que tendré a otra villana más.

—Claro, pero si pierdo, todos me recordarán como la villana más grande de la escuela Solay. Seré una leyenda fuera de los libros. La villana que desapareció…

Tremendo berrinche hizo el rey Ernesto al creerle todo a Simeone. Fue tan grande su berrinche, que comenzó a golpear el piso con su cetro mágico. Uno tras otro golpe daba aquel rey tanto, que las paredes comenzaron a cuartearse, los pisos se abrían como si de un terremoto se tratara.

—Correeeeee —le dijo Simeone al lobo.

Mientras el rey Ernesto hacía su berrinche y el castillo se desmoronaba, Simeone y el lobo corrieron al cuarto de las esferas para romper cada una en el piso. Otros villanos que vieron lo que ocurría también les ayudaron. Cada libro liberado, liberó a sus villanos. Una mancha morada como la que apareció en el libro de Simeone apareció en la pared, ella sabía que era la salida a su mundo.

—Nunca me olvides, lobo —le dijo, Simeone—. Deseo que sigas haciendo tantas maldades como hasta ahora.

Ya no escuchó qué le dijo el lobo, pero logró salir.

Cuando regresó a la normalidad, se percató de que nadie se había dado cuenta de lo que pasó. Al terminar la clase, corrió a la biblioteca, hojeó varios libros y se dio cuenta de que los villanos habían regresado a sus páginas. Eso significaba una cosa: mañana los cuentos serían tan divertidos como siempre lo habían sido.

Pd. El rey Ernesto está tan enterrado en su castillo como la “fama” que seguramente tuvo el libro en el que fue escrito.

Fin.