En los años cincuenta del siglo pasado, existía en México una fábrica de helados, producto empacado en diferentes formas y cantidades. La fábrica estaba situada en la colonia San Pedro de los Pinos, contaba con 18 obreros, cinco empleados administrativos, más dos camionetas de reparto. Las únicas camionetas con sistema de refrigeración a base de pilas, en aquella época de la posguerra.
También había un taller artesanal de helados de leche, que se especializaba en hacer “bombas”, una especie de huevo enorme, para fiestas de niños.
Este negocio se llamaba Yom Yom y estaba situado en Naucalpan. Dos años antes había surgido en México una industria fundada por los hermanos Weichsel, inmigrantes judíos alemanes que lograron la licencia para producir en México la materia prima que necesitaban los helados para conservarse. Ellos importaron la maquinaria necesaria para hacer este producto, que es similar al “cuaje” que se necesita para fabricar el queso, se llamaba simplemente ‘Ice Cream Mix’.
Para vender helado empacado y que este se conserve fresco y comible hasta su consumo, es una condición básica para poder comercializarlo. Poder transportarlo a los supermercados que ya existían en esta época en nuestro país, y dotarlos de una fecha de caducidad. Esta información era absolutamente necesaria para la tranquilidad del comprador.
Esta fábrica producía sus helados a base de grasa vegetal y no de leche, bajo la marca Holanda. Tuvo su origen en 1927, cuando un también inmigrante español abrió un puesto en el mercado de San Juan en el Centro de la Ciudad de México. Más tarde abrió una nevería en la calle Venustiano Carranza.
En 1938, convierte su empresa en sociedad anónima bajo el nombre de Holanda, S.A de C.V. En 1997 Unilever, gigante mundial de la industria de la alimentación, compra la compañía mexicana.
Actualmente, la marca Holanda es conocida en muchos países del mundo. La planta mexicana creó nuevas plazas de empleo. Cuenta hoy con más de 600 empleados en tres plantas instaladas en Lerma, Tultitlán y Naucalpan, en el Estado de México.
Holanda se convierte en una marca internacional bajo el amplio catálogo de Unilever. Exporta pasteles muy bien empacados para su conservación. Marca Vienneta. Conos de helado con la marca Cornetto. Paletas marca Magnum y paletas de agua con la marca Solero, a casi todos los países de América Central.
Unilever ha instalado otras plantas que fabrican helados de las marcas registradas por Holanda en otras partes del mundo, desde hace 25 años. Estas se exportan a varios países.
Desde la época de la Colonia, se podían encontrar en algunos mercados establecidos en las ciudades de la Nueva España. Se conocían como ‘raspados’ de limón y de otras frutas. Era simplemente agua congelada, hielo raspado y servido en una cáscara de fruta.
En el México de hoy, Holanda en sus diferentes presentaciones es la marca más vendida.
Al mismo tiempo, se importa helado desde los Estados Unidos marca Haagen Dasz, producido por General Mills, que a pesar de venderse en un precio mucho más alto, tiene numerosa clientela. Otras marcas estadounidenses que se pueden comprar en México son Blue Bell, Kirkland, entre otras. Nestlé también produce “sándwiches de helado”, que son de venta común durante los intermedios en las salas cinematográficas europeas. También está presente la marca Baskin Robins, helado importado muy popular.
En la provincia están presentes varios establecimientos bajo la franquicia de Italian Coffee Company con productos que son más económicos que la de su competidora Starbucks. Ellos han reintroducido con mucho éxito la venta de ‘Ice Cream Soda’.
Se esperan varios artículos nuevos de helados de la marca Santa Clara, ahora propiedad de Coca-Cola México, en su debut de productora de productos lácteos.
La distribución y venta de los helados empacados se hace básicamente en los supermercados, cada vez más presentes y funcionales en la república.
Es interesante notar que lo que se considera un nombre representativo y valioso para su distribución: La Michoacana, no está debidamente registrado en México.
Lo que quiere decir que prácticamente, cualquier persona que instale un expendio público de helado en cualquier lugar de la república puede usar la marca La Michoacana como nombre de su establecimiento.
Constantemente, surgen otras marcas de helados con la misma celeridad que luego desaparecen del mercado. La mayor parte de estas son propiedad de compañías fabricantes de productos alimenticios como Nestlé, Kraft y Danone.
En Europa, se produce y se vende con mucho éxito ‘helado de agua’; es decir, helado producido sin leche ni grasa vegetal. Es lo que comúnmente denominamos en México nieve. Este producto tiene un problema para su transportación y comercialización, ya que tiende a convertirse en un trozo de hielo.
Hubo un intento de hacer helados de agua en México por Aires del Tiempo. No duró mucho, probablemente por su alto costo. La compañía sigue haciendo jugos de frutas naturales.
En la Historia Universal se habla por primera vez de gelato, al principio de este siglo. Los consumidores iniciales de helado fueron probablemente los nobles romanos, quienes desde sus palacios y sus casas de fin de semana, mandaban traer nieve natural de los Alpes, y le agregaban un sabor condensado de su preferencia. Esto sucedía en el Anno Domini Uno.
En México, antes de la Revolución, durante el periodo en que gobernó el General Porfirio Díaz, dos estadounidenses fundaron lo que hoy se conoce como la cadena de las cafeterías Sanborns, y ofrecieron en su espacio rentado en la calle de Madero, conocido como la Casa de los Azulejos: ‘Ice Cream Soda’. Esto fue en 1907, y seguramente muchos mexicanos visitaban la Casa de los Azulejos para deleitarse con este nuevo y rico ‘dessert’, venido desde los Estados Unidos donde hizo furor y tuvo un auge comercial en los años treinta del siglo pasado.
En Europa, la producción de helado artesanal como lo conocemos hoy, fue introducida por emigrantes italianos. En muchas ciudades, el gelato era sinónimo de un taller cuyo dueño era italiano. Pertenecía a la generación que emigró en los años veinte del siglo XX, debido a un fuerte desempleo y la aparición de los fascistas en su Marcha sobre Roma en 1922, bajo el liderazgo de Benito Mussolini.
La industria y la cultura de comer helados es cada vez más fuerte y presente en nuestro país.