Aún con el grato sabor de boca que dejó el Certamen 46, y en un año muy especial para el Centro Deportivo Israelita
Aún con el grato sabor de boca que dejó el Certamen 46, y en un año muy especial para el Centro Deportivo Israelita por su 70 aniversario, es importante empezar a elaborar un plan de escritura para participar en el Certamen Literario 47 que tendrá su final en noviembre de 2020. En este espacio de CDInforma, daremos algunos tips acerca de cómo hacer un plan de trabajo para escribir un cuento, un relato o un poema. A la manera de un taller virtual, hilaremos una guía de organización, rigor y estructura. De igual manera, rescataremos anécdotas de eventos anteriores, además de datos literarios curiosos.
Así como el CDI está de plácemes por sus siete décadas, todos estamos orgullosos de que el Certamen Literario está rumbo a sus 50 años. En 2020, se realizará el certamen 47 y en 2023 cumplirá las cinco décadas. Más allá de la numeralia, está el hecho de que los participantes han tenido un espacio único de expresión. Un certamen literario no es solo un asunto de ganar o perder, sino, entre otros temas, un espacio para descubrir una vocación y desarrollarla.
A veces los jóvenes se decepcionan porque “no ganaron un premio” cuando en realidad desde que escriben ya están trascendiendo. Hanna Arendth decía que con la palabra y la acción nos insertamos en el mundo humano; opinaba que esa inserción es como un segundo nacimiento: “Mediante la acción y el discurso los hombres revelan quiénes son, revelan activamente su identidad y hacen su aparición en el mundo”. Está bien participar en un concurso literario y aspirar a ganarlo pero lo mejor está en que hay otro premio para quien sabe leer entre líneas.
El Certamen Literario es importante para el CDI y para la Comunidad Judía por la conexión ancestral al Pueblo del Libro que, además de la Torá, escribe y promueve la lectura en general. En la Biblioteca Moisés y Basi Mischne del Dépor los visitantes encuentran más de treinta mil volúmenes de diversos temas. En cuanto a los asuntos literarios, destacan las novelas y los libros infantiles, así como una nutrida colección de libros en yiddish y en hebreo. Un buen escritor no solo lee literatura, y los asociados del CDI tienen a la mano una Biblioteca con la más variada selección de libros de administración, matemáticas, física, nutrición, medicina y de autoayuda.
¿Cómo escribir bien?
Decía el maestro Hugo Argüelles, uno de los dramaturgos mexicanos más destacados del siglo XX, que para tener un texto más o menos aceptable había que escribir primero unas cien cuartillas; luego había que descansar el texto y cuando se retome hay que quitar paja y reducirlo a cincuenta cuartillas. Otra vez, reposar el texto y bajar a 25. Repetir acción y dejar en diez; luego cinco y al final quedarnos con solo una cuartilla. Pocos escritores como él aplican tanto rigor en sus textos; aquí solo hablamos de una técnica, cualquiera puede hacer sus ajustes pero me parece importante tener un referente estupendo.
Los grandes escritores siempre han dicho que prefieren leer a escribir. Lo que parece un acto de modestia, no lo es tanto, cuando sabemos que esos escritores han leído mucho todo el tiempo y, a veces, como Borges o Sor Juana Inés, desde que eran muy niños. Sin embargo los tiempos cambian, y ahora en el siglo XXI la literatura puede transformarse. Basta recordar que las primeras historias se contaban en las plazas públicas mucho antes de la invención del libro.
¿Realidad Virtual? ¿eSports? ¿Impresión en 3D? ¿Películas en 4DX? ¿Cuál es lo más reciente que has experimentado en tecnología? En cada uno de esos avances hay una narrativa que nos asombra y que una vez incorporado a la vida cotidiana pasa desapercibido hasta que llega lo nuevo. En cambio, si uno habla de libros es muy posible que se produzca un silencio sepulcral. Si queremos poner un poco de polémica hablaríamos de los dispositivos electrónicos como Kindle. No más.
No hay un solo día donde la tecnología no dé un paso adelante, y así, gradualmente, la vida cotidiana evoluciona a una zona de confort distinta a la de nuestros abuelos, padres y de nuestra propia generación. Hoy, a través de un celular conectado a internet está la información de la gran biblioteca universal; de igual forma, esos aparatos hoy funcionan como cámaras fotográficas y de video; a través del streaming tenemos acceso a las más variadas formas de entretenimiento y acceso a información. Sin embargo, quien tiene el gusto por la lectura sabe del valor incalculable de la poesía, de una buena novela, de un interesante ensayo, o de un clarificador libro de divulgación científica. Si queremos presumir, en Bookmate (plataforma en línea) tenemos el Netflix de los libros.
Dicen algunos clásicos que un mal autor puede escribir una buena historia; y que uno bueno puede tener ciertos deslices; Borges nos recuerda el caso de Homero, con sus excelsas Ilíada y Odisea pero después decepciona con la Batracomiomaquia, o batalla de ratones y las ranas. En Japón, Haruki Murakami dice que en su país mucha gente ha publicado uno o dos libros y que luego se dedican a otra cosa. Él se considera afortunado. ¿De qué depende para alcanzar el éxito? Se me ocurre pensar que lo primero es empezar.
//Mauricio Coronel