Pitágoras fue el primero en
definir el Cosmos como una serie de esferas perfectas que describían órbitas circulares. Sostenía que los siete planetas (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, incluyendo el Sol). Al describir sus órbitas, emitían unos sonidos, las notas musicales que creaban lo que él llamó la Armonía de las Esferas.
Para sus seguidores, las distancias entre los planetas (las esferas) tenían las mismas proporciones que existían entre los sonidos de la escala musical que eran considerados entonces como: armónicos o consonantes. Cada esfera producía el sonido que un proyectil hace al cortar el aire. Las esferas más cercanas daban tonos graves, mientras que las más alejadas daban tonos agudos. Todos estos sonidos se combinaban en una hermosa armonía: la música de las esferas.
Uno de los mitos o relatos más famosos cuenta, mientras Pitágoras paseaba por la calle escuchó unos golpeteos rítmicos que le llamaron poderosamente la atención. El ruido procedía de una herrería cercana hasta la cual el sabio de Samos se aproximó, atraído por la musicalidad de los golpes de los martillos sobre el yunque.Estuvo allí bastante rato, observando cómo trabajaban los herreros y cómo utilizaban sus herramientas, y se dio cuenta que el sonido variaba según el tamaño de los martillos. Así descubrió la relación numérica entre las notas musicales, las mismas notas musicales que emitían los siete planetas al girar alrededor de la Tierra.
No todos los pensadores de la antigüedad creyeron en la música de las esferas. Aristóteles, en su libro Del cielo, negó la existencia del universo sonoro propuesto por Platón: la teoría de que el movimiento de las estrellas produce una armonía, es decir, sonidos que revelan una concordancia, a pesar de la gracia y la originalidad con que ha sido presentada, no por ello deja de ser falsa. Sin embargo, las ideas que tuvieron la mayor influencia fueron los mitos de Platón. Así, pensadores como Cicerón, Arístides, Quintilianus y Tolomeo apoyaron la teoría de la música de las esferas.
La doctrina pitagórica de la Armonía de las Esferas es la quintaesencia de la belleza en la explicación pitagórica del Cosmos divino, armonizado de forma fascinante por la concordancia de las proporciones aritméticas y musicales.
Sirviéndose de un poder divino y difícil de comprender, Pitágoras aplicaba sus oídos y concentraba su mente en la sublime sinfonía del universo, él solo escuchando y entendiendo, según sus manifestaciones, la universal armonía y concierto de las esferas y de los astros que se mueven en ellas. Esta armonía produce una música más plena e intensa que la terrenal por el movimiento y revolución sumamente melodioso, bello, producto de desiguales y muy diferentes sonidos, velocidades, volúmenes e intervalos.
La música cósmica se produce porque los cuerpos celestes al ser de tamaño tan grande y moverse a velocidades gigantescas, emitían a través del éter un conjunto de sonidos de la misma manera que los cuerpos terrenales producen vibraciones cuando se mueven en el aire, como por ejemplo las velas de un barco cuando suenan con la brisa. Pero los hombres no pueden escuchar la melodía del barco cósmico porque han crecido acostumbrados a ella, lo mismo que el herrero se ha acostumbrado al ruido de sus martillos. Además, los cuerpos celestes que giran sin tregua en sus órbitas circulares producen permanentemente armonías, de modo que al no haber intervalos de silencio no se puede apreciar la música cósmica.
Para mí la música habla desde todas las partes del universo, lo que nos hace falta a nosotros como seres humanos es abrirnos y ser receptores de todas las maravillas que ofrece, estudiar música es un buen acercamiento a expandir tus sentidos, y lomás maravilloso de todo es que es la única fuente interminable de creación.