Con motivo de la premiación del escritor judío-francés Patrick Modiano con el Premio Nobel de Literatura 2014, escribo este artículo para tratar de interpretar lo que pasó en Francia entre 1939 y 1945, y la razón de que el escritor haya recurrido precisamente a esta temática para muchas de sus obras.

Para la mayoría de los franceses de hoy, los recuerdos de lo que pasó en su país durante la Segunda Guerra Mundial es una memoria non-grata, algo de lo que no pueden vanagloriarse, algo incómodo para otros, los que apenas han alcanzado su mayoría de edad, no es más que un recuerdo histórico, algo que sucedió antes de que nacieran.

En realidad lo que pasó, la actuación del ejército francés que fue movilizado, como lo indican las leyes. Las tropas fueron distribuidas por los generales para defender al país de una invasión alemana.

En cuanto a la situación moral reinante antes de la declaración de guerra de Alemania a Francia en 1939, podemos encontrar motivaciones como la aparición de varios movimientos populares antimilitaristas. Todavía criticaban a su propio gobierno y a la cúpula militar entre 1914 y 1918 de decisiones erradas, que fueron la causa de tantas pérdidas humanas en este periodo. Flotaban en el aire críticas al gobierno, de que Francia nuevamente se equivocó al cortar sus relaciones con la España republicana.

Discusiones públicas abiertas entre críticos del gobierno y de la conducción del conflicto 1914 – 1918, todavía eran frecuentes en 1939.

De aquella época, quedan los dolorosos recuerdos del número exageradamente grande de soldados caídos en los frentes, de los numerosos heridos de guerra, que todavía se manifestaban por no haber obtenido alguna ayuda del gobierno.

Las numerosas viudas, que quedaron sin marido, sin recibir ayuda del gobierno para mantener a los hijos en edad de crecimiento.

Se puede decir entonces que las críticas del público sobre la conducción militar durante la Primera Guerra Mundial, todavía estaban vivas. Faltaba el patriotismo que hubo en las otras guerras, en las que se vio envuelta Francia.

El país tomó conciencia de lo que representaba Francia en el extranjero: la Revolución Francesa. “Liberté, Egalitè, Fraternité”. Eso representaba Francia para el resto del mundo. Así la iban a juzgar, cuando el mundo se percató de que había comenzado un nuevo conflicto internacional, con la declaración formal de la guerra entre Alemania y Francia. Al primero se alió el Imperio Austro – Húngaro y Turquía.

Con el segundo se sumaron Inglaterra, Italia, el Imperio Ruso y los países eslavos de los Balcanes. Bélgica, Holanda y Luxemburgo simplemente fueron invadidos.

Los alemanes esperaron unos meses antes de pasar a la acción militar, pero después el ejército alemán avanzó sobre Holanda, Bélgica y Luxemburgo en una acción conjunta para atacar a Francia, donde menos lo esperaban los generales a cargo del ejército francés.

Mientras tanto, las poblaciones civiles huyeron de sus hogares y llenaron las carreteras de Francia, haciendo muy difícil los movimientos militares.

Hubo reportes de grupos de soldados franceses, sin casco ni armas después de haberse arrancado las insignias militares, que huían desconcertados ante los ataques del disciplinado ejército alemán.

La Wermacht, en aquel entonces probablemente el ejército mejor equipado y con una motivación clara, dotada por especialistas profesionales, avanzaba sin mucha resistencia. El mariscal Phillipe Petain pidió y logró un armisticio con los alemanes mediante el cual Alemania dejaba libre, bajo su gobierno, una porción importante del país. Como nota histórica, Hitler insistió en que el armisticio se firmara en el mismo vagón en el que se firmó la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial en la población de Campiege. Una afrenta para Francia, pero nada comparado con las demandas alemanas posteriores. Durante la ocupación alemana, en ambas partes de Francia, fueron deportados 68 mil judíos a los Campos de Exterminio, fueron fusilados, casi diariamente, resistentes franceses que osaron cometer actos de sabotaje a lo largo y ancho del país. Los judíos de París, fueron arrestados y llevados a los trenes por la policía francesa. Muchos republicanos españoles, que se rindieron a los franceses, fueron entregados a los alemanes para ser deportados.

El coraje de ayudar

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