Hay momentos en la vida en los que tu cuerpo y tu mente simplemente ya no dan para
más, debido a las diferentes actividades que realizamos durante el día, la energía que hay en el organismo, a veces parece insuficiente.
Por sentido común, el ser humano necesita renovar su energía para que pueda continuar funcionando de manera adecuada. Por lo general, esta se recupera mientras dormimos, que es la etapa del día en la que el cuerpo se encuentra mayormente relajado.
Otra forma de recobrar la energía perdida, es a través de la meditación, mediante la cual relajamos el cuerpo de manera consciente.
Pon tu mente en blanco; si eres principiante puedes concentrarte en tu respiración, deja de lado los problemas, los miedos y los malos ratos que has pasado. Es momento de enfocarte únicamente en ti.
Piensa positivamente, pueden ser viajes, paisajes, objetos, recuerdos, amor; lo importante es pensar en aquello que te dé felicidad y paz interior.
Para inyectarte aún más de energía puedes realizar esta meditación al aire libre y en medio de la naturaleza, donde los elementos: tierra, fuego, agua y viento trabajan en conjunto contigo. Recuerda que todo ser vivo (llámense plantas y árboles) proporcionan energía, además en los seres no pensantes, su energía es más limpia que la del resto de los seres vivos, ya que estas no sienten miedos o temores que puedan generar pensamientos negativos.
Procura tomarte unos minutos al día para recuperar energía y rendir mejor para tus actividades restantes. Date masajes ligeros y breves o estírate para evitar que tu energía se bloqueé, y de esta manera se distribuirá mejor en todo tu cuerpo.