Título: Mi vida a través de mi sueño
Categoría: Secundaria / Cuento
Pseudónimo: Soñadora
Hace algunos años nació una niña llamada Nicole, ella era una adolescente normal con una vida normal, o eso creía. El día que ella tanto esperaba, su cumpleaños, sucedió algo inesperado. Feliz de haber tenido el mejor día de su vida se acostó en su cama, cerró los ojos y durmió. Pero esa noche soñó con su futuro, se vio sosteniendo un espejo y diciéndole éste que estaba perdida y necesitaba encontrarla. Al despertar, ella se quedó pensando mucho en su respectivo sueño, pero luego lo ignoró.
Sin embargo, en las noches siguientes, el sueño se repitió. Nicole soñaba que su futuro la llamaba desde un lugar rodeado de árboles, bajo una luna hermosa, advirtiéndole que encontrar al espejo podría cambiar su vida para siempre. Nicole despertó y convencida de lo que estaba haciendo comenzó a buscarlo.
Una tarde, llegando de la escuela, mientras estaba en el jardín de su casa, encontró un espejo. Lo llevó a su habitación y lo miró fijamente antes de dormir, dándose cuenta de que era el mismo espejo que sostenía ella misma en el sueño. Sabía que algo bueno podía pasar.
Nicole se levantó, tomó su mochila y su bicicleta y se dirigió hacia la escuela, llevando consigo el espejo. Desde ese momento lo llevaba a todas partes y lo cuidaba con mucho amor.
Un día, mientras analizaba el espejo, Nicole descubrió una mancha y la limpió, bajo esta un mensaje oculto: “EL ECO DE MAÑANA EN TU SOMBRA ESTARÁ, PERO SOLO VOLVIENDO LO VERÁS PASAR.” Esa noche, preguntó en el sueño a su yo futuro sobre el significado, pero este le contestó que lo tendría que averiguar ella misma, también le dijo que a las once y once de la siguiente noche, debía estar dormida para hablar con su yo del futuro, pues algo había sucedido y era posible que su destino se alterara.
Su yo futuro tenía dieciocho años, cuatro más que Nicole, pero cada noche Nicole se acercaba más a entender lo que debía hacer.
A Jeremie, su amiga, le enojaba demasiado que Nicole no siguiera sus pasos y que estuviera tan embobada últimamente en otras cosas, así que decidió hacerle una broma de mal gusto a Nicole justo a las once y once del día siguiente.
Nicole había bajado a la bodega de su escuela para dormirse y poder hablar con su yo del futuro. Encontró un lugar solitario y se durmió. Mientras ella intentaba dormir, Jeremie se acercó a hacerle la broma, pero descubrió asomando por la mochila, el hermoso espejo y decidió llevárselo. Nicole, que no podía dormir completamente, decidió tomar su espejo para ver si podía de esa manera, sentirse más cercana con el yo del futuro que le hablaba en sueños, pero no lo encontró. Buscó el espejo por todas partes, pero no lo encontró. Entró en un estado de pánico, pues amaba su espejo, pero, sobre todo, porque sabía que justo en ese momento había un mensaje especial al que la había invitado su yo del futuro. Lloró todo el día por la pérdida de su espejo y por no saber que le quería decir el sueño. El cansancio del llanto la venció al caer la noche y se quedó profundamente dormida. Soñó de nuevo con su yo futuro, quien le dijo que la única forma de arreglar todo era encontrarse en persona, es decir, fuera del sueño, lo que a Nicole le parecía extraño y fuera de toda lógica. Nicole debía seguir las pistas del “Diario de la vida”, un libro especial que había tenido desde niña. Nicole abrió su libro y lo primero que vio fue esa misma frase que se encontraba en el espejo, pero ahora resumida, esta decía: “EL FUTURO SIEMPRE ESTARÁ CONTIGO PERO SOLO LO ENTENDERÁS AL VIVIR EL PRESENTE “ Ahora ella entendía todo perfectamente, sentía mayor claridad, ahora sabía que ella tenía que vivir todas las experiencias aun sin tener idea de lo que pasaría. Justo eso quería enseñarle el espejo, que puedes saberlo todo, y, sin embargo, no aprender nada. Cuando comprendió esto, dio vuelta a la página y al final de esta se leía: “has logrado tu propósito, ahora te presento el mapa”.
Nicole tomó su bicicleta y siguió el mapa que el libro le mostraba. Ahora sabía que ya no era importante recuperar el espejo. Mientras pedaleaba, llegó a un bosque oscuro y nevado, donde, bajo la luna y las estrellas, esperándola con una sonrisa, encontró a su yo futuro. Nerviosa, se acercó, y por fin se vieron cara a cara. ¡Lo lograste! ¡Estoy tan orgullosa de ti! ¡Sabía que lo lograrías!
En ese momento, la Nicole del presente abrazó a la del futuro, pero le dijo lo que debía: “he tomado una decisión, ya no quiero verte en mis sueños, ya no quiero que me busques, en el momento indicado yo te veré a ti.”
-Has elegido correctamente, -le dijo su yo del futuro-. Ahora buscaremos cómo volver todo a la normalidad y después no me volverás a verme en tus sueños.
Nicole volvió a su vida normal, sabiendo que su futura ella la esperaba.
Cuatro años después, Nicole iba caminando, saliendo de su universidad. De pronto un dejavú. Vio cómo pasaba a su lado su yo de cinco años, saliendo del Kinder, acompañada de su mamá. Nicole pudo escuchar algo que ella misma decía en el pasado: “Gracias”.
Nicole, un poco emocionada, vio de repente que también pasaba su yo adolescente, la chica de la secundaria, que a lo lejos le decía: “Gracias, te prometí que te iba a encontrar y aquí estoy”.
Nicole rompió en lágrimas y contestó: “Gracias por todo; sin ustedes no sería lo que hoy soy y nunca lo hubiera podido ser.
Volteó la mirada y allí seguía la niña. Las tres, sin dudarlo, se dieron un fuerte abrazo, diciendo “gracias” mientras se les salían lágrimas de los ojos.
FIN.