¡Qué mañana tan agradable y tranquila, ideal para disfrutar del hermoso
Deportivo!
Llegando, generalmente era uno cordialmente interceptado e invitado a completar el Minian, que tenía lugar en el salón conocido como Moadon.
De inicio, el consentimiento era rechazado, en ocasiones obtenido con dificultad. Sin embargo, al asistir, el rezo transcurría solemne y como por magia, el corazón y el alma se sentían más ligeros y llenos de satisfacción por el gusto de apoyar a los colegas y acercarse a D-os.
Los años transcurren y el tiempo pasa. Los sucesos de la vida te alcanzan.
Combinar la rutina del ejercicio matutino, con la necesidad de recordar a un ser querido se vuelve el reto del momento.
Con la tenacidad que los distingue, el rezo del Minian sigue presente y un hermoso Sefer le impregna más santidad, lo que resuelve mi incógnita.
Formar parte del Minian CDI, ya es hoy una adicción que acompaña mi ejercicio cotidiano, cuyo premio final es sentirse completo física y espiritualmente.
Hoy la perseverancia demuestra su característica.
Después de rezar catorce años en un pequeño salón, hoy es una realidad, se inaugura el Minian CDI.
Hoy un sueño toma forma y se cristaliza, hoy se reafirma lo escrito: “Ábreme una puerta del tamaño del orificio de una aguja, y yo te abriré la puerta del tamaño del gran salón”.
Con el corazón cubierto de emoción, los agradecimientos no se hacen esperar ante todo, al Todo Poderoso por permitirnos llegar a este momento, y al CDI y sus directivos por su inconmensurable apoyo.