En este artículo te compartimos la experiencia personal de José Mendiola
con el miedo o pánico escénico y, su experiencia en reconocerlo y superarlo. No contiene información médica, psiquiátrica ni psicológica.
Lo viven artistas de todo tipo, conferencistas, cualquiera que se enfrente a una audiencia puede tener miedo escénico. José cuenta que él tenía que enfrentarse a públicos de veinte a treinta personas y se congelaba de solo pensarlo. Michael Bay tuvo que salir de un auditorio lleno, Joaquín Sabina se quedó paralizado antes de un concierto hace poco. Cantantes, bailarines, actores, oradores… ¿Cómo podemos usar la experiencia de otros para ayudarnos cuando y si nos sucede? Aprendiendo de su proceso.
“No sabría decir cuál es el desencadenante en concreto que activa el bloqueo, pero comencé a adivinar cuándo comenzaba en mi cabeza. Y me costó bastante tiempo. Lo puedo resumir todo en una sola palabra: expectativas, y no, no necesariamente las del público, sino principalmente las que uno se marca cuando sube al estrado. El miedo al fracaso es algo inherente en el ser humano, lo que sucede es que en algunas personas es más evidente y puede generar el bloqueo. Lo cierto es que, por fortuna, nunca llegué a autosabotearme ninguna exposición como consecuencia del miedo, pero cada una de ellas las vivía como una auténtica agonía. Pastillas, libros e incluso meditación… lo probé absolutamente todo, y, sin embargo, ese duendecillo aparecía siempre minutos antes de la presentación. Un vistazo rápido a la sala atestada, un cruce de miradas con alguno de los asistentes, y ya. Se desencadenaba la pesadilla.
Pero un día logré vencer. ¿Cómo? Admitiendo mi derrota. Un buen día decidí terminar con la agonía previa a la presentación viviendo intensamente en casa el miedo al fracaso en el peor de los escenarios. Superada esta angustia descubrí que todo seguía en su sitio y me presenté en la charla con la firme determinación de aceptar que algo podía ir mal. Me entregué al destino con todas sus consecuencias y ¿adivinas qué sucedió? No solo no sentí el latigazo del pánico ni el bloqueo, sino que comencé a disfrutar de las presentaciones. Si llegado a este punto has entendido que llegué a superar el miedo estás en un error: acepté el miedo como una parte muy importante de mí. Un buen amigo y mentor, curtido en presentaciones, me explicó en una ocasión que él seguía pasando una mala noche la víspera de una exposición en público, y eso le servía para precisamente no perder la tensión. Y estamos hablando de un profesional que impartía hasta cuatro seminarios a la semana…”
A continuación, te platicaremos de las técnicas ‘home made’ de José para que, en medida de tus posibilidades, te apoyes en ellas.
- La confesión pública: funciona que, antes de cualquier otra cosa, admitas la situación. “El ser humano no perdona la soberbia, pero sí la humildad y honestidad”. Si confiesas tu miedo con el público tendrás una audiencia más relajada y podrás romper el hielo.
- El primer minuto: si tu presentación fuera una caminata en una montaña, más o menos los primeros 60 segundos serían de subida. Superar ese primer minuto es como llegar a la cima y a partir de ahí, todo será de ‘bajadita’. Paciencia y constancia.
- Sentirse cómodo: ¿cómo lograr sentirte cómodo en el escenario? Sin temer a las consecuencias. Si ya admitiste que te tiemblan las piernas y hablaste de ello habrás mostrado más valor que muchos y encontrarás la fuerza para estar ‘en tu elemento’.
- Habla despacio y con contundencia: esto aplica para todos los que tenemos que hablar en público. Recuerda que no hay que volverse loco y que si estás al frente es por algo. Habla alto, explica y disfruta, es muy probable que seas la persona que más sabe del tema que estás exponiendo.
- ¿Y si falla algo?: por supuesto que lo primero es minimizar las posibilidades de ello. Ve al escenario, o al lugar donde vas a hablar con anticipación, revisa todo (micrófono, sonido, cables, bambalinas). Si vas a hacer una conferencia repasa tu material para que, si tu presentación o tu laptop se quedan en blanco, tú puedas seguir, para que si la música calla tu puedas continuar. Tú eres el que más sabe acerca de lo que está sucediendo.
Si aceptas tu miedo, lo harás desaparecer. Actúa con naturalidad con base a tu miedo. Seguramente seguirás sintiendo nervios antes de tus presentaciones, pero acepta tu miedo como parte de ti y disfrutarás cada vez más estar frente a una audiencia (y, sobre todo, aumentará la calidad de tus presentaciones).
*Basado en el artículo ¿Miedo escénico? Así lo superé y aprendí a hacer presentaciones, de José Mendiola, para Hipertextual.
//Nurit Mendelsberg*