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Ráfaga de proyectiles desde la Franja de Gaza contra Israel

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Nimrod Tidhar

Cuando una fuerte tormenta pasa sobre nuestras cabezas, usualmente la bajamos, ocultándonos para no mojarnos. Si estamos en casa, nos acostamos bajo la cálida manta y escuchamos la lluvia y el viento golpeando la ventana una y otra vez. A veces se siente tan bien estar en casa cuando llueve afuera y nos sentamos con una taza de té caliente. ¿Pero qué pasa cuando pasa la tormenta? ¿Qué daño causó la tormenta? ¿Cómo puede uno ver el daño y cuándo?

Todos estos interrogantes están siendo formulados hoy por los psicólogos de las comunidades de la Franja de Gaza. Los psicólogos que han estado acompañando a los niños israelíes durante más de diez años, los cuales han nacido en la realidad incomprensible de los misiles cotidianos y las granadas de mortero, la rutina de correr a los refugios y el conocimiento de que puede volver a suceder en cualquier momento, sin previo aviso y sin posibilidad de preparación.

Hay niños que nacen en esta realidad y hoy ya como jóvenes, se han unido al Ejército y recuerdan los días y las noches de los misiles como una rutina. Parece no ser real, pero desafortunadamente lo es, muy real, e incluso el día de hoy sonó la alarma de Color Rojo en las comunidades que rodean la Franja de Gaza.

Cuando termina el tiroteo y volvemos a nuestra rutina, es cuando el trabajo de las agencias de bienestar recién comienza. Todos los días hay muchas solicitudes de víctimas de ansiedad y familias que entran en un estado de disfunción, solo imaginen lo que siente una madre que debe correr con su bebé en brazos hacia el refugio con el miedo a la amenaza de muerte del siguiente misil.

En el Consejo Regional de Eshkol, pensaron que ya habían visto todo, pues estos son los asentamientos más cercanos a la cerca y ellos cuando suena la alerta Color Rojo, tienen solamente un total de quince segundos para correr a un área protegida. Los funcionarios de bienestar dicen que la transición de la rutina a la emergencia es muy extrema, de cero a cien de inmediato y este es precisamente el punto que causa que la mayoría de las mujeres y los niños se traumaticen y sufran mucho miedo.

La semana pasada, volvieron los traumas y temores de la Operación Tzuk Eitan, esta fue una semana que no se había ya visto desde 2014, por la cantidad de misiles y morteros disparados contra Israel. Los residentes dicen que se acostumbraron a una escalada gradual, pero esta semana no fue de esta manera, a las 7:00 horas recibieron una enorme descarga de cohetes. Los niños estaban esperando el autobús escolar y esto los sorprendió por completo, las reacciones de los niños asustados sin la compañía de su madre o su padre, fue muy difícil.

Cuentan que en una de las ciudades había un niño que se negó a abandonar el refugio incluso después de que terminó el tiroteo. Se orinó en los pantalones por el miedo y su madre no podía llegar por él, porque tenía otros dos hijos en una situación similar en el hogar. El niño entró en un estado catatónico y tuvo que ser enviado a un profesional para ayudarlo a salir de ese impacto psicológico. Yo me pregunto, ¿hasta cuándo seguirá esto?

Después del primer bombardeo, pensaron que el evento había terminado, por lo que a todos les dijeron que volvieran a su rutina y a la normalidad. En retrospectiva, fue un error pues a las 8:00 horas, una hora después del primer bombardeo, llegó otra descarga. Esto creó en las personas disonancia y mucha desconfianza en el establecimiento de defensa.

El segundo bombardeo fue mucho más traumático ya que los niños estaban en la entrada de la escuela. Una madre no pudo sacar a su hijo del autobús y entró en un ataque de pánico, otro de los padres llevó a su hijo a la puerta del asentamiento y a unos cien metros cayó una granada de mortero que no pudo ser detenida por el Ejército israelí.
El establecimiento de defensa de Israel dice que las organizaciones terroristas sabiamente eligieron las horas del bombardeo para que las reacciones de los ciudadanos fueran extremas.

Por lo general, los residentes tardan unos días en recurrir a la asistencia psicosocial, pero en este mismo día hubo una gran asistencia después de unas pocas horas. El tiroteo continuó durante todo el día y la noche, y más de cien granadas de mortero cayeron en el área de Eshkol.

Por la mañana, cuando termina el tiroteo, comienza el arduo trabajo de las trabajadoras sociales pues tales eventos crean muchas víctimas de ansiedad en muchas familias y entran en un estado de disfunción cuando se desarrolla estrés postraumático, el cual nunca aparece el primer día pues lleva tiempo que el cerebro comprenda lo que sucedió. Los trabajadores sociales pasaron por cada casa, cada puerta, para asegurarse de que todos estuvieran bien.

En tales eventos, los más afectados son los más débiles, como los niños, los ancianos y los enfermos, llevarlos a un espacio protegido toma más tiempo, especialmente los viejos y aquellos que están en sillas de ruedas. Se necesitan al menos cinco minutos llevarlos a áreas protegidas y una vez que ingresan, los traumas pasados ​​regresan, se ven terriblemente afectados y comienzan a luchar, la situación se convierte en una verdadera locura. Después acuden a los trabajadores de asistencia social para brindar ayuda, pero ¿Pueden ser ayudados realmente?

Los casos complejos también son para los nuevos inmigrantes, quienes llegaron después de la misión de Tzuk Eitan, sus reacciones son más agudas porque no conocen la situación y además tienen dificultades de lenguaje, que les hace aún más complejo comprender lo que está ocurriendo.

Este incidente ocurrió después de un largo periodo en el que los residentes han sufrido el ‘terror de los papalotes’, el cual en un principio parecía solo un juego tonto que iniciaron los palestinos y que hoy se ha convertido ya en algo muy peligroso. Los palestinos de Gaza empezaron volando papalotes hacia Israel con frases escritas en ellos, esvásticas nazis y otras amenazas, pero hoy los prenden en fuego y caen en los poblados de la Franja.

El Ejército en un inicio tampoco lo consideró como una amenaza, pero hoy todos entienden el peligroso potencial que existe en ellos, cada nueva amenaza crea una nueva ansiedad para tratar. Los últimos días de Shavuot, que es una fiesta muy importante para kibutzim y moshavim en Israel, no había nada que cosechar a causa de los incendios provocados por los papalotes, los niños tienen miedo de caminar en la zona a causa de los ataques, y si todo lo que menciono hasta ahora no es suficiente, entonces recordemos que existe otra amenaza que crea ansiedad para los residentes de la zona, y estos son los conocidos túneles del terror.

Se han encontrado docenas de túneles terroristas construidos en los últimos años y estos días descubrieron otro que había llegado un kilómetro dentro del territorio israelí, este evento no ha sido publicado en todos los medios para proteger a los ciudadanos de la sobrecarga de hechos recientes. Israel trabaja en la construcción de una pared subterránea a una profundidad de ochenta metros bajo tierra, un proyecto que pronto se completará, y de esta manera esperan eliminar la amenaza de los túneles terroristas.

El ministro de Trabajo y Bienestar, Haim Katz dijo: “La gente del Sur están constantemente en guardia para emergencias y hacen frente a los retos complejos a nivel personal, social y económico, con el fin de fortalecerlos el gobierno israelí ha recaudado quince millones de dólares para financiar los tratamientos psicológicos para niños y necesitados, como también lo pueden ser jóvenes en riesgo de desarrollar trauma emocional como resultado de la situación de seguridad y más... “

Mi experiencia personal, es que nací y crecí en esta zona hermosa de Israel. Mis amigos de la infancia todavía viven allí, tienen familias y negocios. Mi corazón estalla con orgullo y amor por ellos. En las llamadas telefónicas que hago con ellos, lo primero que pregunto es: ¿cómo están los niños? ¿Están bien? ¿Cómo puedo ayudar?
Las respuestas son siempre las mismas, dicen que todo está bien, pero dentro de ellas hay un gran temor de si estallará el trauma y cuándo. El pueblo de Israel debe mucho de esta sensación a los residentes de Gaza, la realidad diaria allí no es normal. Detrás de un paisaje desértico tranquilo y pastoral, está oculta una verdadera locura.

En la misión de Tzuk Eitan algunos residentes perdieron la vida, incluido un niño de cuatro años, pero los residentes de la Franja de Gaza aún dicen: este es mi hogar y no me iré de aquí a ninguna parte, el terror no puede ganar para siempre.

Netzach Yisrael no miente, principalmente por el espíritu tan especial que existe en nuestro pueblo.

Quizá la comunidad debería contribuir de alguna manera a que niños y ancianos reciban ayuda emocional. Cualquier persona interesada puede contactarme a través del sistema.

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