Her es una película romántica, escrita y dirigida por Spike Jonze. Su historia se centra en un hombre que se enamora de un sistema operativo informático. Her es el debut de Jonze como guionista individual, llevándolo a conseguir el Óscar (2014) por mejor guión original, y su estreno fue el 18 de diciembre de 2013. Ambientada en Los Ángeles, en el futuro cercano, la película muestra a Theodore Twombly (Joaquin Phoenix), un complejo hombre que vive escribiendo conmovedoras cartas a los demás. Con el corazón roto después de terminar una larga relación, se siente intrigado por un nuevo y avanzado sistema operativo, el que promete ser una entidad intuitiva con cada usuario. Después de inicializarlo, Theodore queda encantado de conocer a ‘Samantha’ (Scarlett Johansson), una brillante voz femenina que es perspicaz, sensible y sorprendentemente divertida. Mientras los deseos y las necesidades de ambos crecen, su amistad se transforma finalmente en una relación de amor.

Los diálogos con el nuevo sistema inician así: Software Element, orgullosamente presenta el primer Sistema Operativo de Inteligencia Artificial. Una entidad intuitiva que te escucha, te entiende y te conoce. No es solo un sistema artificial, es una conciencia. Presentando OS1.

¿Cómo te llamo? ¿Tienes un nombre?
– Sí, Samantha.
– ¿De dónde sacaste ese nombre?
– Yo misma me lo puse.
– ¿Por qué?
– Porque me gusta como suena. Samantha.

Y así inicia una relación profunda y permanente con esa voz que surge de sus dispositivos y de su computadora.

Más allá de poder decir que se trata de una película de ciencia ficción, ya que describe algunas características de lo que podría ser la sociedad en el futuro, dicho film nos muestra la soledad del hombre en la actualidad y lo que puede llegar a pasar con cada uno de nosotros.

Mas el problema no consiste en la tecnología, se refiere exclusivamente a lo que los hombres y mujeres en la actualidad necesitamos en nuestras relaciones sociales.

Podemos encontrarnos entre un mar de personas, pero qué respuestas tenemos cuando estamos uno frente a otro.

¡Qué nos dice nuestra pareja, nuestros amigos, nuestros padres, nuestros hijos!

El personaje de Theodor, no solamente está enajenado con un sistema operativo, tiene una sensación de vacío existencial, vacío emocional y es la falta de ese diálogo inteligente el que lo sitúa en la condición de relacionarse con la virtual, emotiva, cariñosa, inteligente Samantha, la mujer perfecta que siempre tiene oídos y todo su interés para su amante, su usuario. Esta disponibilidad cotidiana, de 24 horas, le da además un cariz especial, quién quisiera tener todo el tiempo esa grata compañía, parece de sueños no estar nunca solo.

¿Quién no desea eso?

La conclusión debería tornarse hacia lo prudente de que en estos tiempos, las relaciones puedan ser más cercanas, ser mejor escuchados, más queridos, más amables, más sostenedores hacia a quienes amamos, y así más recíprocos.

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