“Aferrarse al odio, es como tomar veneno y esperar que la otra persona muera”.
Buda
La división que atestiguamos no es Palestino / Árabe vs. Israelí / Judío. Esta es una guerra entre fuerzas de oscuridad – gente inconsciente que percibe separación – y fuerzas de luz – gente consciente de la unidad e indivisibilidad del universo. La Luz no tiene nombre ni apellido ni religión particular. Nos pertenece a todos, así como la oscuridad.
Cuando apuntas el dedo a un lado “culpable” o “malo,” contribuyes a la oscuridad. El desafío humano no es asunto de escoger el mejor lugar donde dirigir el odio, sino transformar tu odio – que es tu contribución a la guerra – y que esa misma energía sea una contribución a la paz. Tú tienes una parte en la Paz. La más importante está a tu alcance: Resuelve las guerras en las que tú estás involucrado. Si te preocupa la situación en el Medio Oriente, y quieres contribuir a su resolución, puedes participar en esta meditación colectiva:
¿Qué hacer?: visualiza una brillante luz dorada, un domo de protección para que la luz llegue a todos los habitantes de la zona. Puedes enfocarte en la gente que te importa en el conflicto, sean musulmanes, judíos o cristianos. No entregues nada de tu energía a las personas que invocan destrucción: su fuerza se alimenta de tu miedo o enojo. Visualiza esa oscuridad derretirse ante el poder de la Luz. Ten la certeza de que la masa crítica de personas conscientes por todo el mundo, tenemos el poder de formar con nuestros pensamientos y oraciones un escudo de paz, de amistad, de perdón, de gratitud, de entendimiento, de corazón abierto.
¿Cuándo?: a tu tiempo, en tu momento, todos los días, algunos. Redirigir tu energía es el verdadero poder de libre albedrío.
En primer lugar, tener el conocimiento de su poder. En segundo lugar, tener el coraje de atreverse. En tercer lugar, tener la fe para hacerlo.