Durante la tercera semana del mes de enero, Steven Harper, primer ministro de Canadá realizó una visita oficial a Israel, acompañado de seis de sus más relevantes ministros y una amplia gama de personalidades académicas, culturales y empresariales de su país. Harper y su comitiva visitaron el país por espacio de una semana. Hecho insólito, tratándose de una visita oficial. Estuvieron en universidades, centros de desarrollo agrícola, científicos y tecnológicos. Junto a Netanyahu, Harper realizó un vuelo en helicóptero a lo largo y ancho del país, a fin de obtener una certera noción de los problemas de seguridad a los que se enfrenta Israel, en sus fronteras. Pero lo más inusitado de su visita, ocurrió durante su disertación en la Knéset. Allí, resaltó especialmente el respaldo y apoyo irrestricto que su gobierno le brinda al Estado y al Pueblo de Israel. Remarcó los muchos logros de Israel en la redención de tierras áridas, a pesar de la carencia de agua y de recursos naturales. La heroica absorción de millones de judíos en épocas muy difíciles y el hecho de haber sobrevivido a los continuos intentos de sus vecinos por destruirlo. Harper afirmó que la campaña de demonización desatada contra Israel, proviene del prejuicio maligno y el antisemitismo irracional. Recalcó enérgicamente que él y su gobierno, “estarán siempre junto a Israel, contra agua y fuego”. Su disertación fue aplaudida varias veces y refrendada finalmente por una gran ovación de pie, de los diputados. La nota curiosa, la dieron dos diputados de distintos partidos árabes, representados en la Knéset. El primero de pie, le increpó a gritos sus elogios a Israel, pues es un país racista, dijo. El segundo, le llamó la atención en voz alta y de manera sarcástica, invitándole a engrosar la bancada del partido Likud, que encabeza Netanyahu. Harper no se inmutó ante la interrupción a sus palabras. Pero Netanyahu, ni lento ni perezoso, se levantó para señalarle al primer ministro canadiense que justamente ese incidente, habla de por sí, de la magnitud de la democracia israelí. Esto dijo Netanyahu, “sería imposible de presenciar, en ningún otro parlamento de la región”. Los gestos de admiración y las declaraciones amistosas del primer ministro Harper, no serán parte de una visita diplomática más, sino un acontecimiento histórico, no recordado durante muchos años en el país. Israel, es objeto últimamente de críticas y condenas de manera indiscriminada, por parte de grupos políticos o instituciones internacionales. No hay duda que la visita de Harper, dejará un recuerdo cálido y muy dulce en el corazón de todos los israelíes. 

Así están las cosas

En los últimos días, los medios informativos han dado cuenta de comentarios extraoficiales, surgidos de los más altos círculos de seguridad. Se trataría de una reevaluación de la posición de Israel, respecto a la guerra civil en Siria. Desde sus comienzos, Israel se ha declarado neutral respecto a los bandos en lucha allí. La opinión pública israelí en cambio, demostró su simpatía por la causa rebelde, que exigía un cambio de régimen. Pero lo que comenzó hace tres años como una protesta ciudadana, ha cobrado ya la vida de más de 130 mil víctimas y ha originado casi nueve millones de refugiados y desplazados. El conflicto se ha extendido, convirtiéndose en un enfrentamiento interreligioso regional, entre sunitas y shiítas. Por un lado, Al Asad lucha junto a milicianos iraníes y el Hezbolá libanés, contando con el apoyo diplomático y estratégico de Rusia. Frente a ellos, combaten las fuerzas sirias rebeldes, a quienes se les han sumado más de 30 mil mercenarios sunitas de Al Qaeda y de grupos islamistas, llegados de Irak, Egipto, los países musulmanes del Cáucaso y cientos de jóvenes de Europa y Estados Unidos, convertidos al Islam. Estos grupos radicales, se han convertido en una real pesadilla e inminente amenaza para la integridad de Siria y la seguridad de toda la región. Al Qaeda y sus prosélitos, proclaman la creación de una República Islámica, compuesta por la unión de Siria e Irak. Son aliados de la Hermandad Musulmana en Egipto y del movimiento palestino Hamas en Gaza. Todos ellos, pretenden constituir lo que llaman, un nuevo “Califato Islámico”. Dada la alta volatilidad de la situación, no hay académico u observador especializado en el tema, que se arriesgue a presagiar hoy, lo que pudiera acontecer mañana. Este conflicto, ha reabierto una muy antigua puja entre shiítas y sunitas por la hegemonía en el Islam. En él, se alinean todos los países árabes de orientación sunita, enfrentados a Irán, único país donde gobierna la Shia. Minorías shiítas las hay en Siria (Alawitas), Irak, Líbano, (Hezbolá) y en algunos emiratos del Golfo Pérsico. Siria e Irak, países cortina entre Irán y el mundo árabe, son hoy el escenario de la lucha encarnizada, entre estas dos corrientes del Islam. Paralelamente, dentro de la Suna misma, se ha venido dando un proceso de radicalización, cuyos exponentes más relevantes son, Al Qaeda, la Yihad Islámica y Hamas entre otros. Movimientos que junto a la veterana Hermandad Musulmana, ven en los gobiernos árabes, agentes del modernismo occidental, traidores y marionetas de intereses foráneos. En medio de este diabólico torbellino se encuentra Israel. El único común denominador que unifica a ambos bandos, en su ciego odio y declarada intención de exterminarlo. Al respecto, el general Aviv Kojabi, jefe de la inteligencia militar israelí, ha declarado recientemente que 170 mil misiles de todo tipo, apuntan hoy hacia Israel. No hay otro país en el mundo, cuya existencia esté amenazada de tal manera. Pero por esos inexplicables caprichos de la historia, Israel se ha convertido ahora, en tácita y silenciosa aliada de Egipto, Jordania, Arabia Saudita, los países del Golfo y los sectores más moderados del Islam. Para este grupo informal de países, el primer frente enemigo lo constituye Irán, obstinado en obtener un arma atómica, siendo además, líder de las minorías shiítas sembradas en el mundo árabe. El segundo frente hostil, lo conforman aquellos movimientos islamistas radicales, que luchan por derrocar a los gobiernos árabes, para reemplazarlos por un estado islámico. Los servicios de inteligencia militar israelíes, observan con extrema cautela los acontecimientos y siguen muy de cerca las acciones de los grupos radicales que operan en Siria y el de los más activistas, que desde Gaza y la Península de Sinai, lanzan misiles a su territorio. Al margen de las acciones de represalia, Israel deberá contar con respuestas contundentes y de alta disuasión, al doble desafío que representan los shiítas por un lado y los sunitas radicalizados por el otro. Ello, a la vez que negocia con los palestinos ahora, una solución al antiguo conflicto que los enfrenta. Mientras Occidente no logra entender el díscolo rompecabezas del Medio Oriente actual y se muestra reacio a intervenir en Siria para detener el genocidio que se está cometiendo allí, la Comunidad Europea está empeñada en imponer un boicot a las mercancías israelíes provenientes de Judea y Samaria. Amenazando además, con la implementación futura de sanciones económicas, debido a los asentamientos allí instalados.

Delegación israelí en Auschwitz

Cincuenta parlamentarios de la Knéset, cuatro ministros, representantes de la academia, el arte, la cultura, oficiales de Tzahal y 25 sobrevivientes, asistieron el 27 de enero último en Auschwitz, al acto conmemorativo Internacional, en recuerdo de las víctimas de la Shoá. Es la primera vez en la historia, que una delegación tan numerosa de la Knéset, sale del país en visita oficial. Este año, la ONU organizó un encuentro especial encabezado por su Secretario General, al que asistieron delegaciones parlamentarias de numerosos países. Sesenta y nueve años después de que cientos de miles de judíos fueran convertidos allí en cenizas, ministros, diputados, intelectuales y oficiales de Tzahal llegaron de Israel, para honrar el recuerdo de aquellos cuyos cuerpos se elevaron al cielo con el humo de las chimeneas. Y para decirle al mundo entero, nunca más.

Israel en Davos

Como todos los años, las más altas esferas gubernamentales, empresariales y académicas del mundo, se dieron cita en Davos, Suiza. Allí, en el marco del Foro Económico Internacional, dialogaron sobre los problemas económico-financieros actuales, que hoy preocupan al mundo. La delegación israelí estuvo encabezada por el presidente Shimon Peres y el Premier, Benjamín Netanyahu. Los secundaron, Karnit Flug, presidenta del Banco de Israel, así como directores de bancos comerciales, hombres de negocios, académicos y representantes de compañías de alta tecnología. A Shimon Peres, le fue otorgada una mención especial, por su vasta y larga trayectoria política y económica, siendo homenajeado además, como “decano de los estadistas políticos del mundo”. Los discursos de Peres y Netanyahu fueron seguidos con especial atención por la selecta audiencia y los medios de comunicación. Ambos, destacaron el avance científico y tecnológico de Israel, así como también su solvencia y fortaleza financiera. Los medios especializados, han ubicado a Israel entre las cinco potencias tecnológicas más avanzadas del mundo.    

Adiós a Shulamit

La última semana del mes de enero, falleció a los 85 años, Shulamit Aloni. Parlamentaria, ministra de Educación durante el gobierno de Ytzhak Rabin y líder de los partidos políticos, Shinui y Meretz. Aloni se enroló a los 18 años, combatiendo en las filas del Palmaj durante la Guerra de la Independencia. Fue maestra en las barracas de absorción de nuevos inmigrantes en los primeros años del Estado. Más tarde, fue educadora de generaciones, ejerció como abogada y fogosa parlamentaria por Mapai. Desde sus programas radiales, introdujo en la conciencia política de los israelíes, los conceptos fundamentales de los derechos ciudadanos. Luchadora infatigable a favor de la igualdad de géneros, los derechos laborales y sobre todo, de los derechos cívicos individuales. Demostró erudición en los textos bíblicos y sus interpretaciones halágicas, pero combatió duramente la intromisión y hegemonía de la ortodoxia religiosa, en los asuntos civiles del Estado. En 1973, decidió separarse del partido Avoda (Mapai), encabezado por Golda Meir, para formar el partido Shinui (Cambio). Años más tarde, junto a los partidos Ratz y Mapam, lideró al nuevo partido de izquierda Meretz, logrando doce bancas en las elecciones de 1992. Su vida y su carrera política, estuvieron abocadas a lograr la paz con los palestinos, a mejorar la educación y a enarbolar por sobre todas las cosas, los derechos cívicos de los ciudadanos israelíes. Shulamit Aloni, fue despedida con profundo dolor por sus compañeros de lucha política. Sus contrincantes se unieron al duelo en sincero homenaje, pues a pesar de sus grandes diferencias políticas, supieron reconocer la magnitud de su avasalladora personalidad y el alcance de sus ideas renovadoras.

Share.
Leave A Reply

Exit mobile version