Cuántas novelas, películas, documentales, entrevistas, expresión que ha surgido con el tema del Holocausto, historias basadas en hechos reales, otras en base a referencias históricas, los autores combinan, imaginan, relatan anécdotas, testimonios individuales, juicios sobre la actuación del régimen hitleriano. Ya lo había referido Adorno, “La perpetuación del sufrimiento tiene tanto derecho a expresarse como el torturado a gritar; de ahí que quizá haya sido falso decir que después de Auschwitz ya no se pueden escribir poemas”.
A 72 años del Levantamiento del Gueto de Varsovia, Yom Hashoá existe en todos los abriles, debe de perpetuar y seguir existiendo además del 27 de enero en que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) determinó el Día de Recordación del Holocausto, con una gran diferencia en el significado implícito. El Levantamiento cuyo significado es la lucha, la rebelión, el tratar de defender la dignidad, recordar a Anilevich, a diferencia del día en el que se abre a la luz del mundo la monstruosidad de la barbarie en Auschwitz por los nazis, un pueblo culto pero profundamente salvaje, sometido al Führer, servil y dominador, asqueado y fascinado por la degradación física, los escenarios de la carnicería, de las operaciones en Ucrania, los pogromos de cientos o miles de ciudades europeas, la SS que llegó a trabajar a las órdenes de Himmler, Goebbels, Eichmann, y tantos nombres que nos causan náuseas.
Pero lo que más sorprende en nuestros días, es la reactivación del antisemitismo europeo y de muchos lugares del mundo, unos disfrazados de antisionismo, y a veces ni siquiera se pretende disfrazar nada, lo lamentable de todo esto es que los rasgos antisemitas se prenden fácilmente como las cenizas más antiguas, y tan solo es suficiente cualquier algoritmo, un conjunto prescrito de instrucciones o reglas bien definidas, ordenadas y finitas que permiten realizar una actividad mental individual o de un grupo social, o pueblo, mediante pasos sucesivos que no generen dudas a quien deba realizar dicha actividad. Un estado inicial y una entrada, siguiendo los pasos sucesivos en los que se llega a un estado final y se obtiene una solución. Ser seducido por el odio, anclado en el fuselaje del inconsciente.
Una obra muy criticada, pero que ilustra perfectamente la destreza del ser que cabila mientras tiene en su mano el poder con un arma apuntando, dice algo así: “Me parecía que ahora entendía mejor las reacciones de los hombres y de los oficiales durante las ejecuciones. Si sufrían, como había sufrido yo durante la Gran Acción, no era solo por los olores y por la vista de sangre, sino por el terror y el dolor anímico de los condenados y, de igual forma, los fusilados sufrían muchas veces por tener ante los ojos el dolor y la muerte de aquellos a quienes amaban, mujeres, padres, hijos de sus entrañas, que por la propia muerte que, en última instancia, era como una liberación. En muchos casos, llegaba yo a decirme, lo que había tomado por sadismo gratuito, la inaudita brutalidad con que algunos de los hombres trataban a los condenados antes de ejecutarlos…” (Littell, Jonathan, Las benévolas, Editorial Cayfosa-Quebecor, Barcelona, 2007, pág. 154).
Recordemos que en pleno siglo XXI, no solo las armas hacen daño, las incrédulas opiniones mal intencionadas, los países con objetivos turbios, la intención de destrucción está latente, eso es lo que debemos recordar. Cualquiera puede confundirse con las palabras, ese es el peligro, pero más allá de las palabras están los hechos y el desconocimiento, no un desconocimiento de lo que puede pasar en el futuro, sino de lo que el presente deja de lado. El reciente acuerdo nuclear entre algunos países con Irán podría ser un ejemplo, por qué razón Netanyahu está en contra, porque el pasado no es confiable, en el pasado se han violado más allá de los acuerdos, se ha violado la vida de muchos seres humanos.
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