La universalidad de un texto
clásico queda clara en el montaje que el Grupo Representativo del Colegio Hebreo Maguén David nos presentó el pasado martes 20 de mayo. Tomando el Médico a palos, de Molière, y adaptándolo al contexto de México en la visión un tanto idealizada del cine de principios de la década de los cincuenta, el personaje protagónico se transforma en un pachuco holgazán y vividor, que aprovecha cualquier oportunidad para conseguir “dinero fácil” con pocos escrúpulos y una buena dosis de cinismo, es más que obvio que el personaje del que se valen para ello es el cómico Tin Tan, así el protagonista lleva dicho nombre, y algunos de los rasgos de carácter que caracterizan al personaje creado por Germán Valdés.
La propuesta es acertada, el inicio recrea a través de una proyección el ámbito de las películas de la época, para dar paso a la escena, en donde Tin Tan duerme plácidamente mientras su mujer, trabaja afanosamente… de ahí en adelante en un juego lleno de confusión y de situaciones hilarantes, el pachuco holgazán termina por hacerse pasar por médico para curar a una joven de posición acomodada por la repentina e inexplicable pérdida de voz, pretexto del que se vale para no casarse con quien su padre ha determinado, y sí con el joven que ella, en realidad ama, a partir de esta premisa, la puesta en escena a cargo de Juan David Amador, nos lleva por un viaje en donde la música, los personajes arquetípicos, y las situaciones chuscas se suceden con ligereza, gracias al manejo del montaje y al trabajo de los actores, que en la mayoría de los casos responden bien y con efectividad al carácter y a los tonos tradicionales de las películas de la época.