Cuando uno sabe cómo funciona el mundo en realidad, uno ve todo de otra forma. No es que fulanito me molesta, sino que Hashem nos envía alguna señal; todo lo que pasa tiene su porqué y su para qué. Tal vez nosotros no sepamos cuáles son, pero no por eso no existen. Existen. Todo es parte de un plan perfecto que nuestro Creador ha diseñado para beneficiarnos, para derramar su gran bondad sobre nosotros.

Generalmente, cuando pasa algo que no va de acuerdo a nuestros deseos o que nos causa algún tipo de sufrimiento o angustia, aunque sea mínima, es para indicarnos que algo debemos mejorar en nuestra conducta o en nuestra forma de pensar – o sea, eso que nos ocurre, que “no nos gusta”, es para nuestro bien, pues, si encontramos eso que hay que corregir, y lo modificamos, seremos mejores personas, llegaremos a niveles más elevados para comprender mejor la vida, poder tener fe completa y estar contentos con nuestra parte, con la porción que nos toca. Realmente, a cada quien le toca la mejor porción: hecha a nuestra medida, por el mejor sastre del universo. Él sabe exactamente lo que necesita cada uno, qué herramientas nos llevarán a conocerlo, según cómo es cada quién, y lo que va a vivir en su vida; por eso, hay quien tiene una bicicleta para transportarse, otro posee una camioneta, otro va a pie; hay un niño que tiene una pelota, otro tiene un cuarto lleno de juguetes, y otro juega solamente con una caja de cartón.

Cada quien llega al conocimiento de D-os de otra manera, y por eso requiere otras ‘armas’. Yo comencé el camino hacia Yidishkait (judaísmo) a través del cariño, mientras que otras personas se acercan a Hashem después de lo que parece una gran desgracia en su vida.

El Todopoderoso supervisa personalmente a cada quien; en cada momento, le envía justo lo que le hace falta, no importa si el individuo se da cuenta o no. A veces repelamos, pero si nos esforzáramos en descubrir por qué pasa lo que sucede, o qué provecho podemos obtener de ello, vemos que realmente es un regalo, un obsequio maravilloso que Hashem nos brinda.

Muchas veces apreciamos que un suceso viene detrás del otro como por arte de magia, pero realmente es una causalidad que vino del cielo, pues las casualidades no existen. Todo viene de arriba, y está planeado meticulosa y bondadosamente por nuestro Creador, que nos ama abundantemente – no es que así pasó y ya; en ningún momento las cosas pasan al azar, eso no va de acuerdo a ningún tipo de inteligencia, y la inteligencia de Hashem es grande en realidad, no haría nada que no tuviera un propósito, un objetivo importante. Él quiere que lo conozcamos, que nos acerquemos, que vivamos una vida plena en la que su compañía complete nuestra existencia con regocijo, con una dirección clara, con un camino determinado en un campo lleno de flores hermosas y perfumadas. Hashem quiere que disfrutemos de estar con Él desde ahora y hasta siempre. Querido lector, ¿nos animamos a buscar el sendero florido?

1965miriamrojl@gmail.com

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