Desde la salida de las

primeras estrellas de ayer, martes, el mundo judío celebra Hoshaná Rabá, el séptimo día de la alegre festividad de Sucot, durante la cual se mora -o cuanto menos se come- en cabañas. Esta jornada señaliza cuando D-os termina de sellar sus veredictos de Yom Kipur (Día del Perdón), a consecuencia del juicio iniciado en Rosh Hashaná (Año Nuevo), y de evaluar a todas las criaturas del mundo, incluidos el agua y los frutos.

Una de las partes más significativas de Sucot es el recitado de las hoshanot, denominación que deriva de hoshía na (sálvanos, por favor), mientras se da una vuelta alrededor de la bimá (púlpito), tal como se efectuaba en el Beit Hamikdash (Templo de Jerusalem), portando los Arbaat Haminim (cuatro especies): un cidro (etrog), una hoja de palma (lulav) y sendos ramilletes de hojas de mirto (hadás) y ramas de sauce (aravá), que representan a los cuatro tipos de judíos existentes: quienes estudian la Torá y hacen buenas acciones, quienes solo cumplen una de esas dos cosas y quienes ninguna de ellas practican.

El día de Hoshaná Rabá, esta práctica se lleva a cabo siete veces. En la noche previa se acostumbra estudiar o recitar salmos (Tehilim).

Fuente: www.itongadol.com

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