La actuación de Israel apenas hizo mella en el marcador, pero no hay duda de que el Estado judío fue el verdadero ganador del Eurovision Song Contest 2019.
Israel fue sede de la competencia por cuarta vez en la historia, después de veinte años, y en una época en la que Eurovisión se transmite simultáneamente en YouTube, y más países se han unido al concurso en una era de respuestas y escrutinios instantáneos a través de las redes sociales,

con una audiencia global que ha aumentado a 200 millones de personas.
Eurovisión siempre es ruidosa, a menudo estridente, y admito que veo algunas de las canciones con el botón ‘mute’ presionado, pero ser el anfitrión es una gran cosa y para Israel más aún que para la mayoría. También requiere mucho e Israel entregó más de lo requerido. Cuando Netta Barzilai levantó triunfalmente el trofeo el año pasado surgieron preguntas y preocupaciones: ¿qué ciudad sería la anfitriona?, ¿el concurso sería descarrilado o incluso cancelado por el BDS, por los boicoteadores anti-israelíes?, ¿podría Israel hacerlo y no irse a la banca rota en el proceso, o sería todo un desastre?
Tel Aviv era el hogar natural para el evento, una Eurovisión amante de las fiestas, sin faltarle el respeto a ninguna otra ciudad, incluida la capital. Los habitantes de Jerusalem también fueron anfitriones de las celebraciones de Eurovisión y la afluencia del turismo fue una bendición para Jerusalem como lo fue para Tel Aviv y otros lugares, con miles de visitantes que convergieron en el Estado judío. En 2018 el turismo alcanzó un máximo histórico con 4,1 millones de personas que llegaron a Israel, un 14 por ciento más que el año anterior; con el impulso de Eurovisión, 2019 podría incluso superar eso.
Y para responder a la pregunta de si un Israel geográficamente pequeño podría organizar un evento tan importante, la competencia musical más grande del mundo, la respuesta de esta semana es un rotundo: sí. La emisora nacional de Israel, Kan, realizó una producción radiante, pulida y dinámica. El escenario se veía tan fabuloso como en los eventos anteriores. Fuera de la sala de conciertos, la Villa de Eurovisión de Tel Aviv estuvo agitada toda la semana y la positividad del evento fue resonante.
Las semifinales de Eurovisión llevaron a la banda Shalva a la atención del público, una banda formada por músicos y cantantes con necesidades especiales. Shalva acababa de actuar en la ceremonia nacional del Día de la Independencia y tomó la semifinal de Eurovisión por asalto, interpretando el tema Un millón de sueños, utilizando Braille y lenguaje de señas. Fieles a su nombre hebreo, Shalva, su desempeño trajo paz interior a todos los que los vieron y también llevó lágrimas a los ojos de la audiencia y los espectadores, no hubo un ojo seco en la casa.
De hecho, para los espectadores con discapacidades, Israel produjo la Eurovisión más accesible que se haya emitido para personas con discapacidades cognitivas, auditivas y visuales. Este fue el resultado de un innovador Hackathon, que tuvo lugar antes de la competencia y le dio a Israel la capacidad intelectual para crear un resultado impresionante e incluyente.
Fuimos testigos del reconocimiento hecho a la optimista melodía de Eurovisión A-ba-ni-bi y a una mezcla del clásico himno israelí de 1979 Hallelujah, interpretada por una variedad de estrellas de Eurovisión de diferentes países.
El evento también mostró el creciente poder de las estrellas internacionales israelíes. Madonna se presentó en Israel, respaldada por el rapero del momento, Quavo. Jean-Paul Gaultier y Will Ferrell estuvieron presentes. Brillaron las estrellas israelíes, Bar Refaeli y Gal Gadot, y los presentadores Assi Azar, Lucy Ayoub y Erez Tal, mejor conocidos en Israel que en el resto del mundo, se lucieron más que bien.
El cantante israelí Kobi Marimi no estuvo cerca de ganar en la competencia, pero al final de su actuación en una noche histórica para Israel, se ganó un lugar en los corazones de los israelíes y de las personas de buena voluntad que estaban observando. Su emoción fue emblemática de cómo los israelíes se enorgullecen de este evento.
Israel es un país pequeño y valiente (y sí, Netta, clucky). Rodeados por vecinos en su mayoría hostiles a los israelíes les encanta triunfar, darse al mundo, ser apreciados y proyectar ese amor de vuelta. Ese fue el Israel que vieron los televidentes de Eurovisión. El listón se colocó extraordinariamente alto para Israel y, sin duda, Israel resultó ser el ganador.

Fuente: www.aurora-israel.co.il

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