Bedrich Steiner fue un

hombre de gran sabiduría, que con una sola oración, una sonrisa o una mirada, dejaba impreso en uno, la sensación de comprensión. Persona admirable que dejó marca a muchos quienes le conocimos, tanto fuera como dentro de la Comunidad Judía de México, el Sr. Steiner, viajaba a las Marchas de la Vida acompañando a los jóvenes que visitaban los campos de concentración y exterminio durante la Segunda Guerra Mundial, también daba conferencias sobre el Holocausto y los Derechos Humanos dentro de la Red de Colegios Judíos como en otros fuera de la Comunidad, quienes estuvieran interesados en este tema.

Fue también incansable escritor para CDInforma, mostrando siempre una mente deslumbrante que hablaba de tolerancia y respeto.

Sobreviviente por naturaleza, dejó a su familia que cayó en manos de la guerra, dejó a la Europa desvastada y separada, y llegó a México en 1968. De los aproximadamente 216.000 jóvenes judíos deportados a Auschwitz, solo 6,700 adolescentes fueron elegidos para realizar trabajos forzados, Bedrich comentó que su labor fue la de jalar un carro de madera. “Éramos pocos chamacos y tratábamos de estar juntos. Algunos lo estuvimos hasta el final de la guerra”. A los niños se les ordenaba limpiar botas, ser mensajeros.

En 1943, a la familia Steiner se le solicitó presentarse con una maleta de 20 kilogramos para mudarlos al gueto de Terezienstadt, al norte de Praga. En los centros de exterminio y los campos de concentración de Europa, los experimentos médicos, las enfermedades, el maltrato y el asesinato sistemático cobraron muchas vidas. En los campos, a los niños, los ancianos y las mujeres embarazadas se les enviaba rutinariamente a las cámaras de gas inmediatamente después de su llegada. Además de la mala comida y el frío, las plagas eran comunes. En diciembre fueron enviados a Auschwitz donde murió su familia. “En el 43, cuando llegamos a Auschwitz, mi hermana no tenía ni ocho años”, afirmó. “No tengo presente cómo fue la separación”, añadió. “Solo sé que un día ya no estuvimos más juntos”.

Él quedó a manos del azar llegando a Mathausen, y con las marchas de la muerte llegó al campo de concentración de Melk, sobre el Danubio, y más tarde en Guntzkirchen, nuevamente en Austria, donde finalmente fueron liberados por el ejército estadounidense a finales de abril de 1945. Cuando se liberaron los campos en 1945, las tropas soviéticas encontraron solo 451 niños judíos entre los 9,000 prisioneros sobrevivientes. Poco después de la liberación, las agencias judías de toda Europa comenzaron a localizar a los sobrevivientes y medir las bajas comunitarias. En los Países Bajos, sobrevivieron unos 9,000 niños judíos. Del casi millón de niños judíos que había en Polonia en 1939, solo sobrevivieron alrededor de 5,000. La mayoría de ellos sobrevivieron en la clandestinidad. “Recuerdo cuando nos liberaron… Tenía 14 años. Regresamos a pie hasta Checoslovaquia. Nos llevaron a un asilo porque no teníamos a dónde ir. No teníamos casa, no había familia, yo iba solo.Era de los pocos chicos. Allí tuvimos que volver a aprender a comer con tenedor; nos ayudaron a recordar cosas. Hubo quienes comenzaron a escribir. Fuera de eso, no hay muchos recuerdos”, nos dijo.

Bedrich Steiner hablaba poco, diciendo solo lo necesario, solo lo que pasara por su razonamiento, y era un ávido polemista que en varias conferencias explicaba desde su percepción, cómo entendía el mundo y sus efectos. En el caso de la guerra en Gaza, comentó: “Los palestinos tienen contra el Estado judío una estrategia muy sencilla, muy simple: denigrar al Estado de Israel; y nosotros tenemos que usar lo mismo: defender en cualquier posición al Estado de Israel, porque Israel es la única póliza de seguro que tienen los judíos en el mundo, esto debemos de tomarlo en cuenta, esta es mi opinión”.

Durante una conferencia que se realizó en el Estado de Oaxaca, Steiner dijo que “El Holocausto fue un acontecimiento único que no tiene paralelo en la historia, pues fue intento casi logrado de exterminar a un pueblo entero, el pueblo judío y nunca antes se había logrado asesinar a seis millones de judíos, sin olvidar a los miles de gitanos, polacos y rusos”.
Finalizó con lo siguiente: “No somos muchos los que sobrevivimos, cinco de cada cien; una de las preguntas que nos hicimos después de la guerra fue ¿por qué sobreviví?, porque no mi hermano, mi padre, mi primo, había gente más brillante, más inteligente y no sobrevivieron, a pesar de todo la vida sigue, creemos que el mundo aprendió, confiamos que el mundo cambió a partir del Holocausto y se crearon las leyes de los Derechos Humanos, se establecieron los tribunales internacionales de justicia, hay mayor conciencia en el mundo, creemos que la humanidad está mejorando, sino tuviéramos esta creencia que el mundo va hacia su mejoría, no tendría ningún sentido seguir viviendo. A veces no sé bien si yo viví las cosas o si las vivió alguien más”.

La semana pasada recibimos la noticia de su fallecimiento, lamentamos mucho esta pérdida, ha dejado una gran huella en todos quienes tuvimos la fortuna de dialogar con él.

Rezo en memoria del Sr. Bedrich Steiner (Z”L)

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