Una investigación de la Universidad de Tel Aviv que compara los datos de movilidad

de los teléfonos móviles y los datos de mortalidad de Covid-19 publicados el martes podría tener implicaciones políticas de gran alcance, ya que parece mostrar que el distanciamiento social resulta más efectivo que las severas restricciones de cierre nacional para reducir la propagación y la mortalidad del coronavirus.

En el documento, que fue aceptado para su publicación en EMBO Molecular Medicine, se compararon los datos recogidos de los teléfonos móviles de los usuarios de iPhone (Apple Mobility Data) con los datos de mortalidad de Covid-19 y se comprobó que la fecha en que comenzó el distanciamiento social en diferentes países de la OCDE es el mejor dato para predecir la tasa de mortalidad en relación con el tamaño de la población, con un retraso de 7,49 días que duplica el número de muertes. En cambio, no se encontró ninguna correlación estadística entre el número de muertes y la duración, la severidad o incluso la ausencia total de un cierre nacional en cada país.

El estudio fue realizado por el Prof. Tal Pupko, jefe de la Escuela de Biomedicina e Investigación sobre el Cáncer de Shmunis, en colaboración con el Prof. Itay Mayrose y los estudiantes de investigación Gil Loewenthal, Shiran Abadi, Oren Avram, Keren Halabi, Noa Ecker y Nathan Nagar de la Facultad de Ciencias de la Vida de TAU.

“Los datos de movilidad indican que un cierre hermético, en el que todos deben permanecer en casa, es innecesario. En su lugar, las medidas de distanciamiento social deben ser introducidas lo antes posible”, dicen Pupko y Mayrose. “Hemos demostrado que los países con las tasas de mortalidad más bajas en el primer brote de Covid-19 no fueron los que impusieron los cierres más herméticos, sino más bien aquellos en los que la movilidad disminuyó (aunque fuera ligeramente) en una etapa temprana… a medida que el gobierno considera endurecer aún más el segundo cierre de Israel, la importancia de nuestra investigación es clara: las restricciones extremas no son necesarias. Lo que necesitamos es la rápida implementación del distanciamiento social”, explican los científicos.

En su estudio, los investigadores reunieron datos celulares que reflejaban el grado de movilidad en un día específico en cada país de la OCDE, y luego normalizaron los datos según el tamaño de la población y los patrones de movilidad típicos de ese país. Por ejemplo, en invierno, la gente de países fríos como Suecia no sale tanto como la de Israel. Los investigadores obtuvieron un indicador de movilidad para cada país en tiempos regulares: el promedio de ciudadanos que viajan en vehículo todos los días.

A partir de marzo de 2020, encontraron una disminución de la movilidad en todos los países. Sin embargo, esta reducción varía de un país a otro de acuerdo con las medidas tomadas, desde el distanciamiento social en Suecia, hasta los cierres herméticos en países como Italia, España e Israel.

Los investigadores Avram, Abadi y Loewenthal señalaron: “Habríamos esperado ver menos muertes por Covid-19 en países con un cierre hermético, pero los datos revelan que no es así. Esto significa que Israel podría haber alcanzado la misma tasa de mortalidad con un cierre menos demoledor desde el punto de vista económico y social, en la primera ola y probablemente también en el presente”.

Los datos de movilidad indican, por ejemplo, que tanto el tiempo que se tardó en responder a la pandemia como la gravedad del cierre fueron similares en Israel y en la República Checa. Y aunque la cuarentena de Israel fue más prolongada -lo que se manifestó en una menor movilidad durante un período más largo- las tasas de mortalidad finales siguieron siendo similares. En otro ejemplo, el cierre español fue más largo y estricto que el francés, pero cuando terminó, las tasas de mortalidad en ambos países fueron aproximadamente las mismas.

“Descubrimos que la aplicación temprana del distanciamiento social es el factor más significativo, con una correlación muy alta con la tasa de mortalidad”, dijeron los investigadores. “Los países que respondieron rápidamente con medidas de distanciamiento social -no necesariamente con un cierre estricto- salieron finalmente del primer brote con mejores resultados. En cambio, no se encontró ninguna correlación entre los datos de mortalidad y la severidad o la duración del encierro”, agregan los investigadores.

“Incluso en Suecia, un país que nunca impuso un cierre, podemos ver que la temprana disminución de la movilidad, a partir de marzo, se manifestó en la baja tasa de mortalidad. Nuestro estudio se basa puramente en observaciones y no se relaciona con las premisas de ningún modelo epidemiológico existente. Demostramos que la propagación de la pandemia puede prevenirse aplicando rápidamente medidas básicas de distanciamiento social, sin la necesidad de un riguroso cierre nacional”, concluye el estudio.

Fuente: agenciaajn

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