A poco tiempo de terminar un ciclo más de danza, emociones y mucho éxito, nuestros alumnos de tercero de preparatoria nos comparten
un poco de su experiencia durante su trayectoria en los grupos representativos, que continuaremos publicando en próximas ediciones.
Gali Castiel
Gracias a los grupos representativos del Deportivo y de Punto CDI Monte Sinai por abrirme las puertas, y darme la oportunidad de crear un espacio que va mucho más allá que bailar, si no que me dio la oportunidad de crear un hogar y una familia inigualable que mantendré cerca de mi toda la vida.
En segundo de secundaria, tuve la suerte de haber sido aceptada en Yejefim. Recuerdo haber visto los bailes en el escenario, y enamorarme de cada una de las secuencias, inmediatamente decidí ser la creadora de esa magia también. Desde que entré, sabía que me sentía en casa, y aprenderme cada baile del repertorio, se convirtió en algo increíble. Cada secuencia la practicaba en mi casa 500 veces, hasta aprendérmelas a la perfección. Escuchar la música de bailes como Midbar y Peyes, me sigue poniendo la piel chinita, y no hay manera que no pueda pararme a bailar.
Después de un año en Yejefim, decidí que quería dedicarle más tiempo a esta pasión, y entré a Kahdabra en Punto CDI Monte Sinai. Este grupo me recibió con las manos abiertas, e hizo que cada momento sea especial. Tuve la experiencia de reír, llorar, bailar, presentar unos de los mejores bailes, tener una coreografía de Hip Hop (aunque no me salía, jajaja), y cada momento se convirtió en algo increíble.
Esperaba las tardes de lunes a jueves, porque llegaba el mejor momento del día, y lo continúa siendo, que tuve la fortuna de unirme a los grupos representativos de prepa: Joshej y Nefesh. Recuero el momento en el que me llamaron para decirme que pasé las audiciones, la felicidad era inigualable. Al llegar a los primeros días de ensayos, me sentía emocionada por lo que venía, pero realmente no tenía idea de lo que se convertiría para mí.
Joshej es una familia que encontré desde que llegué. Año con año he formado lazos fuertes, y vivido experiencias que no cambiaría por nada. Llegar todos los lunes y miércoles a las 20:00 horas, es el momento en el que puedo ser yo misma, y saber que tendré a gente que estará ahí para apoyarme pase lo que pase. La sensación de subirse al grupo con tu familia es inigualable, tantos son los momentos especiales que pasé, y son experiencias que recordaré para toda la vida. Joshej se convirtió en esa pequeña luz que iluminaba mis momentos de oscuridad.
Nefesh, aunque estuve dos años, no tengo palabras suficientes para describir lo especial que es. Me dio amistades para toda la vida. El que no está en Nefesh, realmente no comprende lo que significa ‘nosotros podemos volar’, pero créanme, que no hay lugar a duda de que eso es verdad. Cada ensayo diferente y especial porque lo que realmente importa es que estemos felices y disfrutemos cada momento de la danza. La sensación al bailar Kerem Ha Teymanim, la sonrisa no se borraba de mi cara, y la felicidad al bajar del escenario era inigualable. Eso solamente sucede en Nefesh, y es algo que agradeceré toda la vida. Tristemente, ha llegado el momento de despedirme, y no me queda nada más que decir: gracias, por hacerme crecer tanto como bailarina, pero sobre todo como persona. Creé amistades que no se romperán nunca, y tuve un hogar increíble por cinco años, que agradeceré por el resto de mi vida.
Isaac Coello
Hace cinco años un par de amigos me sugirieron meterme a bailar, y después de negarme varias veces finalmente accedí.
Primer día de Yejefim; alrededor de cuarenta nuevas personas, las cuales ya habían bailado en años anteriores, y en la fila de hasta atrás yo, un niño introvertido que nunca había bailado.
Dos años después no solo me había quedado, sino que me había gustado al grado de querer audicionar para el grupo que, en el momento, me parecía inalcanzable, Nefesh.
Ahora me despido de Nefesh, muy seguramente parte de las razones que hicieron de estos tres años los mejores de mi vida. Gracias a mis coreógrafos logré entender que no se trata de moverse con estilo, o de ganar un premio, se trata del arte, el amor, cariño y pasión con la que lo haces. El baile es catártico, como bailarín puedes sentir emociones que son imposibles en otros momentos; la sensación de salir a un escenario y ver a más de tres mil personas aplaudir es inimaginable.
Después de cinco años de bailar puedo decir que ese par de amigos me cambió la vida, hicieron que este niño introvertido logre expresarse de la manera más hermosa posible, a través del arte, de la danza.
Agradezco a Fredel Saed, Mark Gutt, Alex Goldberg, Bety Rayek, Danna Derzavich, Alan Bratt, y, sobre todo, a Ilan Guterman y Alex Podbilewicz por mostrarme lo que significa el arte y por ser los responsables de mis logros en él.
Shirel Sampson
Es difícil encontrar las palabras correctas para despedirse, para expresar cómo el baile y esta academia han influido en mi vida. Durante estos seis años de mi vida me han llenado de tantas experiencias inolvidables y lecciones que llevaré conmigo siempre. Seis años en los que compañeros de grupo se convirtieron en familia, una familia que nunca olvidaré y que me ayudó a crecer. Seis años en los que entendí que no es un simple baile para el Aviv, es más bien un sentimiento que no se puede describir de otra forma que no es el baile, es miedo, es risa, es tristeza y alegría, somos adictos a sentir y estamos destinados a eso.
Estos seis años, me mostraron más que nada que lo más poderoso que podemos hacer es creer en nosotros, cuando lo hacemos podemos lograr lo que queramos y más, eso es lo que nos llevará lejos.
Le agradezco a Dánzico y XDanz por darme una de las experiencias que me formaron como bailarina, pero más que nada como persona. Es difícil despedirse de un lugar en el que he aprendido, reído, llorado, estresado y demasiadas cosas más que definitivamente puedo decir que le dio un giro a mi vida de 180 grados. Hubo muchos buenos momentos, pero también malos, y a pesar de eso, puedo decir que valió la pena haber pertenecido a estas academias.
