La cuarta guerra entre el Estado de Israel y sus vecinos se inició
al mediodía del 6 de octubre de 1973, con un ataque coordinado de los ejércitos de Egipto y Siria, el primero desde el canal de Suez y el segundo desde las Alturas del Golán.
El ataque conjunto aparentemente se estableció a mediados de junio, cuando el presidente egipcio Muhammad Anuar as-Sadat visitó a su par Hafez al-Assad en Damasco. Si bien nunca fue admitido, es indudable que se evaluó que los israelíes no imaginarían que los agredirían en su día más sagrado, cuando gran parte de sus ciudadanos estaría rezando en las sinagogas, incluidos los miembros de las Fuerzas Armadas.
Además, los servicios de inteligencia israelíes no sospecharían de la concentración de fuerzas egipcias en las cercanías del canal de Suez, ya que en esa época solían realizar maniobras militares. Si bien todos los países árabes apoyaban las acciones militares, solo dos aportaron tropas: Irak y Jordania, que colaboraron con el ejército sirio. Por su parte, el gobierno israelí -encabezado por la primera ministra, Golda Meir, y el ministro de Defensa, Moshe Dayan- decidió alistar a las tropas ante la inminencia de un ataque egipcio, que informes de inteligencia daban como previsible, pero no movilizó a los reservistas.
Iniciada minutos antes de las 14:00 horas del 6 de de octubre, la contienda se prolongó por veinte días y su desarrollo puede dividirse en dos, ya que si bien el ataque árabe fue concertado, los ejércitos sirio y egipcio actuaron de acuerdo a su propia planificación. Por su parte y en base a informes de inteligencia que preveían una ofensiva en ambos frentes, las autoridades gubernamentales y militares israelíes decidieron movilizar a la reserva a media mañana, lo cual se vio dificultado por ser Yom Kipur. Luego priorizaron la contención de las fuerzas sirias en el Golán al cruce del ejército egipcio del canal de Suez y su presencia en Sinai.
La ofensiva fue iniciada por la aviación siria, que penetró el espacio aéreo israelí con gran cantidad de MiG-17, atacando a las fuerzas blindadas y el cuartel general israelíes en las Alturas del Golán, mientras la artillería hacía lo propio desde su territorio, a fin de permitir el ingreso de tanques y aprovechar el efecto sorpresa para acceder a los lugares que se habían fijado como meta para esa primera etapa. La Fuerza Aérea israelí inició un contraataque, pero debió enfrentarse con baterías móviles antimisiles y perdió más de cuarenta aviones.
El lunes 8 de octubre, con las fuerzas de infantería y blindadas reorganizadas y habiendo encontrado la aviación la manera de repeler o evitar las baterías antiaéreas, el alto mando israelí inició la contraofensiva. Tras duros combates, el 10 de octubre Israel recuperó las posiciones previas al inicio de la contienda, y al día siguiente comenzó a atacar territorio sirio, incluyendo el bombardeo de objetivos militares en la propia Damasco.
El domingo 14 de octubre, los blindados israelíes detuvieron su avance a 40 kilómetros de la capital, luego de haber derrotado también a una división blindada jordana y a tropas iraquíes. Recién el 22 de octubre, horas antes de que comenzara el primer cese del fuego, tropas de infantería y paracaidistas lograron retomar el monte Hermon, tras duros enfrentamientos que incluyeron luchas cuerpo a cuerpo.
Su objetivo era alcanzar territorio israelí cruzando por alguno de los tres pasos existentes, ya que los blindados no podían avanzar por la costa debido a la cantidad de arena. El alto mando y el gobierno israelíes decidieron no contraatacar hasta tanto no estuviese controlada la situación en el Golán, de modo que lo único que hicieron sus tropas en los dos primeros días fue responder con artillería y neutralizar a los comandos infiltrados.
Ante las bajas sufridas al intentar recuperar el canal y la disminución de sus reservas de pertrechos, que recién comenzaron a ser repuestos por los Estados Unidos ese mismo 14 de octubre, el alto mando israelí decidió esperar a los egipcios en zonas con topografía favorable. En virtud de ello, las fuerzas de Sadat fueron diezmadas, perdieron más de la mitad de sus carros blindados y fueron obligadas a retroceder hasta la costa del canal de Suez. Al día siguiente, tropas al mando de Sharon iniciaron una operación tendiente a cruzar la vía marítima, lo cual se cumplió por parte de un grupo de paracaidistas, aunque el fuego egipcio demoró el paso de los blindados hasta el 17 de octubre.
Entre ese día y el siguiente, las tropas cruzaron a la ribera occidental del canal, cercaron al Tercer Cuerpo del ejército egipcio y se estacionaron en el kilómetro 101 de la carretera que une El Cairo con Suez. Otro de los logros fue la destrucción de gran cantidad de baterías antiaéreas, lo cual permitió que la aviación israelí pudiera atacar blancos en el interior de Egipto. Además, la Marina ocasionó graves daños a sus atacantes: las siete lanchas de combate, equipadas con un sistema de misiles de fabricación israelí, derrotaron a las fuerzas navales egipcias y sirias, superiores en número, en las batallas de Latakya, al Norte, y Damieta, cerca de Port Said, al Sur, atacaron diversos puntos en la costa siria del mar Mediterráneo y participaron en enfrentamientos en el mar Rojo. Las fuerzas egipcio-sirias perdieron quince lanchas; las israelíes, sólo dos.
El 16 de octubre, Sadat declaró que no aceptaría un cese del fuego si Israel no accedía a retirar sus fuerzas a las líneas anteriores al 5 de junio de 1967, bajo supervisión internacional. En tanto, Brezhnev se comunicó con el presidente estadounidense, Richard Nixon, a fin de concertar que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decretara el cese del fuego y solicitarle que presionara a las autoridades israelíes para que lo aceptaran.
A pesar de la victoria -costosa en muertos y heridos-, se designó una comisión investigadora, encabezada por el presidente de la Corte Suprema, Shimón Agranat, para evaluar el accionar militar durante el conflicto. Después de escuchar a cientos de testigos y de revisar gran cantidad de documentación, se llegó a la conclusión que existieron falencias en el alto mando y el área de inteligencia militar, que no interpretaron correctamente los indicios sobre un inminente ataque, y se recomendó la baja del comandante en jefe de la Fuerza de Defensa de Israel, David Elazar, y del jefe de Inteligencia y su adjunto, Eli Zeira y Arie Shalev, respectivamente.
El informe preliminar fue difundido el 2 de abril de 1974, y el 11 de abril renunciaron a sus cargos Golda Meir, quien había triunfado en las elecciones realizadas a comienzos de ese año, y todo su gabinete. A partir de la firma del tratado final de cese del fuego con Egipto, el 11 de noviembre de 1974, se iniciaron conversaciones entre ambas naciones, con el auspicio estadounidense, que derivaron en el Acuerdo de Camp David y el tratado de paz entre ambas naciones.
Fuente: www.itongadol.com.ar