En México no cae nieve, típicamente. Esta puesta basada en una obra de Alejandro Ricaño

nos presenta a once personajes que pasan cada uno por una crisis antes de que caiga esa nieve que nunca pensaron que iban a ver. Entre ellos está Bernardita, que necesita que su hermana le preste dinero para comprarse una cafetera y le pide ayuda a su medio-hermano (un cura que le gustan los niños) para chantajear a su hermana. Minervo busca el escusado perfecto para su esposa Josefina, sin saber que le pasa algo más serio. Elvis, un hombre muy limitado, consigue trabajo manejando un colectivo por las calles. A lo largo, todos los personajes doblan como narradores que nos explican lo que les sucede a estos personajes y lo que significa este día para ellos, el día en el que solo están seguros que son idiotas contemplando la nieve.

Lo que vi en escena

Una propuesta sin escenografía, por lo que depende del trabajo del elenco y de los props (utilería) que entran y salen del escenario para crear el lugar en el que están (incluyendo un escusado, un colectivo, teléfonos hechos de unicel y la nieve que cae). El tono es de comedia negra, por lo que a veces es difícil reírse de las cosas que supuestamente caen como chistes (por lo serias que son las implicaciones de lo que oímos). Le apuesta a un tono como de película de los Hermanos Coen, cosa que en sus mejores momentos logra creando personajes que podrían confundirse con caricaturas en situaciones ridículamente serias. Las narraciones, aunque nos dan contextos de lo que estamos viendo, a veces dicen demasiado en vez de dejar que los personajes hablen por sí mismos, y cierra de una manera que se siente demasiado limpia y conclusa para lo que esta trama requiere, pero el trabajo de los que están en escena es, en general, acertado (en diferentes niveles).

Idiotas contemplando la nieve

Festival de Teatro Habima 2015  

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