A partir del 19 de diciembre pasado, día en que el Primer Ministro,

Benjamin Netanyahu, se vacunó contra el Covid-19, Israel se ha convertido en el país líder mundial en vacunación para contrarrestar el terrible coronavirus. A menos de un mes de haber iniciado el proceso de inoculación, dos millones de personas, aproximadamente el 20 por ciento de la población, ya recibió la primera dosis de la vacuna.

En contraste, en Estados Unidos, China y Reino Unido, países que han creado sus propias vacunas, con poblaciones mayores en número que la israelí, solo han sido vacunados el uno por ciento, y menos, respectivamente, de sus habitantes.

Israel tiene uno de los mejores regímenes de salud del mundo que provee tanto el Estado como instituciones médicas privadas. El sistema es universal mixto y obligatorio, administrado por un reducido número de instituciones con fondos gubernamentales. Todos los ciudadanos de Israel tienen derecho a la atención médica básica y esencial, además existen cuatro fondos de salud que funcionan con base en un impuesto sobre el seguro de salud, a mayor cantidad económica mayor cobertura. Ésta puede abarcar tratamientos odontológicos, psiquiátricos, procedimientos contra las drogas y el alcoholismo, fisioterapia y terapia ocupacional.

¿Cómo pudo Israel en poco más de tres semanas inocular a dos millones de sus habitantes? Por medio de un acuerdo con los Laboratorios Pfizer: a cambio de millones de dosis, el Estado proporcionará a los laboratorios acceso a la base de datos médicos con información sobre los vacunados. Es decir, Israel aceptó funcionar como un laboratorio de experimentación global, lo cual servirá para determinar estrategias de vacunación en otros países.

La medicina israelita ha logrado avances espectaculares que pronto estarán a disposición de la humanidad. Por ejemplo, la Universidad de Tel Aviv está desarrollando una vacuna nasal contra el Alzheimer y los accidentes cardiovasculares. El Instituto de Tecnología de Haifa ha desarrollado un examen de sangre capaz de detectar diferentes tipos de cáncer. Es posible que científicos israelís del Centro Médico de Hadassah en Jerusalem, hayan descubierto la primera cura de la esclerosis lateral amiotrófica, conocida como Enfermedad de Lou Gehring. La Universidad Hebrea de Jerusalem desarrolló un neuroestimulador eléctrico –funciona con baterías– que se implanta en el pecho de pacientes con Parkinson, similar a un marcapaso, cuyas emisiones bloquean las señales nerviosas que producen los temblores. El Instituto Rusell Berrie de Nanotecnología ha creado un sensor capaz de percibir, mediante el simple aliento, si el paciente tiene cáncer de pulmón.

Fuente: eleconomista

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