Israel cuenta con una nueva cara amable para intentar
abrirse puertas en el mundo. Ocho meses después de ser designado por la Knesset, como Presidente de Israel, el laborista Isaac Herzog, de 61 años, empieza a ejercer una discreta diplomacia de Estado por encima del Gobierno, en la estela de su predecesor entre 2007 y 2014, Simón Peres, uno de los últimos padres fundadores de Israel. A pesar de ostentar un cargo marcadamente protocolario y con funciones arbitrales, Herzog ha hecho valer su prestigio sobre un heterogéneo ejecutivo de amplia coalición, cuyos jefes de filas – el Primer Ministro Naftali Bennett, y el titular de Exteriores, Yair Lapid, carecen de su experiencia internacional.
Después de haber visitado hace cinco meses en secreto al rey de Jordania, Abdalá II, para romper el hielo con Amán acumulado en doce años de tensas relaciones con Benjamin Netanyahu como jefe de Gobierno, Herzog se ha estrenado ahora con una vista oficial a uno de los más recientes aliados de Israel en la región. Las relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos se normalizaron en septiembre de 2020, al amparo de los llamados Acuerdos de Abraham, impulsados por el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El último viaje del mandatario israelí, enmarcado en la peregrinación de dirigentes internacionales a la Expo 2020 de Dubái, se vio sobresaltado en la madrugada del lunes por el disparo de un misil balístico desde Yemen, que se atribuyeron los rebeldes hutíes. Las defensas emiratíes interceptaron el proyectil, en el tercer ataque lanzado durante el mes de enero por los aliados yemeníes de Irán.
Israel ha ofrecido a Emiratos apoyo militar y de sus servicios de inteligencia. “Respaldamos completamente sus necesidades de seguridad. Estamos juntos para garantizarlo”, proclamó Herzog, en Abu Dabi, en alusión a la amenaza compartida que los dos países ven en la expansión regional de Irán. Ambos participaron el año pasado en unas primeras maniobras navales conjuntas con buques estadounidenses y de Bahréin, en un despliegue que fue interpretado como un desafío a Teherán.
Antes de viajar a Dubai, Herzog se vio sorprendido la semana pasada por el anuncio del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, de que iba a “recibirle en Ankara a principios de febrero para abrir una nueva vía en las relaciones bilaterales”. El mandatario turco aseguró en una entrevista televisada que estaba dispuesto a “dar pasos en todos los ámbitos, incluido el del gas natural”. Israel y Chipre se aliaron con Grecia para tender un gasoducto con el fin de exportar gas a Europa desde sus yacimientos en el Mediterráneo oriental, un proyecto que parece estar ahora paralizado.
Israel mantiene silencio oficial por el momento sobre la invitación formal de Erdogan, quien tras la salida del poder de Netanyahu se acercó al nuevo presidente y al flamante Gobierno de Israel. En una inusual llamada telefónica, el mandatario turco felicitó en junio del año pasado a Herzog tras su toma de posesión. Las relaciones entre ambos países se hundieron hasta su mínima expresión a partir de 2010, tras el asalto de comandos navales israelíes a una flotilla que navegaba desde Estambul con ayuda humanitaria a Gaza, encabezada por el buque Mavi Marmara, en el que perdieron la vida diez ciudadanos turcos. La muerte de decenas de manifestantes palestinos abatidos por francotiradores del Ejército israelí en la frontera de Gaza llevó en 2018 a la retirada de los respectivos embajadores en Tel Aviv y Ankara.
Fuente: elpais