La jalá es una herramienta para acercarnos a D-os, es crear una sociedad entre lo físico y lo espiritual,
es llenar de luz tu casa, al hacer la jalá podemos pedir, rezar, y rezar implica la forma más fácil de cambiar para bien el corazón, y entonces encuentras paz y estás plena, y de pronto todo a tu alrededor es armonía, y pareciera que… hasta el otro Shabat esto permanece…
Por increíble que parezca Hashem nos da otro regalo al hacer jalá, ya que cada ingrediente tiene un significado especial, y yo imaginé cada uno de ellos desde lo emocional, desde la feminidad, desde la magia de ser mujer…
Ingredientes exclusivos para mujeres:
Laboriosidad
La laboriosidad cuenta con el amor como motivo principal para lograr hacer las cosas, apreciarlas, esmerarse, cuidarlas y ayudar a los demás.
Recipiente grande con fondo profundo. Pon la harina, el agua, la sal, la levadura, el azúcar, etcétera.
¿Acaso no es el corazón de la mujer un recipiente abierto y profundo para recibir cualquier situación, alegre o triste, dispuesta con su fuerza a controlar y cuidar todo lo depositado en él, a dar y saber el tiempo para decir no?
Equilibrio
Si quieres una maravillosa jalá, todo depende del equilibrio entre añadir harina y agua. ¿No es comparable con el equilibrio inteligente de tu mente y corazón, entre cuánto debes amasar y cuándo debes dejar reposar a los seres que te rodean, para dejarlos crecer, aunque a veces la prueba sea difícil, y tú quisieras estar siempre a su lado, pero sabes que te debes alejar?
Intimidad
Tu cocina… ¿no es en ciertos momentos ese espacio íntimo, único, que podrías recorrer con los ojos cerrados porque conoces todo lo que guardas dentro, lo que falta y lo que sobra, donde cumples uno de todos tus roles para una función determinada que es alimentar, y que es la necesidad más básica de todo ser humano, junto con abastecer, educar, amar y enseñar a dar?
¿Templar la cocina a una temperatura determinada? Para que esponje la masa y tu trabajo sea satisfactorio…
Como cuando abrigas o descubres a tus hijos para que se sientan protegidos, y entonces crezcan en un ambiente seguro, de confianza y autoestima…
Trenzar
Saber trenzar: de tu masa ya lista, haz varias tiras del mismo tamaño y empieza a trenzarlas, ¿no es como cuando tomas a cada uno de tus hijos y los besas, los abrazas, les hablas, les haces cosquillas, y en un momento quedan todos unidos, trenzados en un abrazo enorme y les dices cuánto los amas y te das cuenta que te haces inseparable de ellos como cuando la jalá queda lista al salir del horno?
Nota: No puede hacerse la jalá de una sola tira, sería como el sonido de una sola mano aplaudiendo, y la mujer judía no sabe estar sola, necesita dar, necesita que la necesiten.
Dependencia
Para poder hacer la berajá de amotzi lejem min aaretz, necesitas de dos jalot pues no puede haber una sola, una es dependiente de la otra, así como la mujer desde su esencia, en el buen uso de la palabra es dependiente, de su príncipe azul, de ser protegida, de ser apreciada como ese ser que entiende al otro y que puede estar a su lado siempre, como ser parte de un conjunto de relaciones humanas, y a ser dadora de los afectos y entender las emociones.
Recato
La mujer es como la jalá: suave, tierna y fuerte. Vulnerable a la temperatura de las emociones de ella y de los demás, recatada como cuando cubres la jalá para que alcance su punto de elevación, y al estar lista la vistes de barniz y ajonjolí para embellecerla más.
Espiritualidad y fe
Al hacer jalá estás conectándote místicamente con la energía de la Tierra (nosotros), a lo más espiritual, D-os, y es el momento en donde pedimos por nosotras, por nuestra familia, amigos y nuestro maravilloso pueblo. Es donde el cuerpo y el alma, la harina y el agua se hacen uno solo, es la mente y el corazón, es tener una fe ciega de que Hashem es el que nos alumbra el camino y por ende no hay forma de perderse.
Afrasat Jalá
Es el momento sublime y místico, donde al separar la masa para decir la berajá estamos atestiguando la presencia divina de Hashem. Estamos afirmando que Hashem es Uno y nada está separado de su unidad, y qué más maravilloso que llenarnos de su luz, y saber por medio de nuestros rezos, y de cumplir sus mandatos, tenemos el privilegio de estar conectadas directamente con Él.
Sentir una real satisfacción
Al hacer jalá, no es igual que hacer el kipe o un strudl, hay una sensación de plenitud en nuestra alma, es conocernos como dadoras de vida, y es estar consciente de que es un momento en donde la alegría, el amor te acompañen, ya que el que come, no come lo material, sino las emociones de la persona que cocina. Por eso, debes buscar ese momento de tranquilidad para los tuyos.
La tapadera del pan
¿Por qué tapamos el pan? Antes de caer el maná del cielo, caía una capa de rocío y después caía el maná y luego otra capa de rocío, el maná quedaba en medio, igual que hoy las jalot. ¿No es el rocío el que representa que cada día es nuevo, fresco y diferente?
Y, ¿no es la mujer la que intuye que cada día va a ser mejor que el día de ayer? No es la mujer la que lee el corazón de su esposo y sus hijos, y mira al cielo y ¿pide y pide? Tratando de proteger y ¿estar ahí para todo?
Agradecimiento
Cuando el esposo recita en Shabat la berajá del pan, sobre lo que tú creaste, él debe estar inmerso en agradecerle a Hashem por el sustento y por la vida que nos da día a día, es un momento para recordar tiempos pasados de esclavitud y hoy, de libertad, es el momento para que sea bendecido por D-os.
Y si la jalá es la metáfora de tu corazón y tu corazón llena a otros de vida, de amor, de unión, de bondad, de fe, de jesed, de alegría… Entonces ya eres una experta para hacer jalot.
Y por supuesto, sencillamente… una mujer…