De las pocas cosas que puedo decir con toda confianza y seguridad, es

que si no fuera por Macabi, no sería quien soy hoy en día. Toda mi vida fui a una escuela laica, en la cual nunca recibí ningún tipo de educación judía. Mis papás desde chiquita me metieron a Macabi, con la certeza de que la tnuá me formaría como una joven judeomexicana, a pesar de no recibir esta parte en la escuela.

Gracias a Macabi, crecí con mi identidad, mis tradiciones y mi historia muy clara. En la escuela siempre estuve orgullosa de mi religión, y entendía y conocía la cultura de mis antepasados. Esta parte de mí es muy importante en mi forma de ser hoy en día, pero lo que en realidad logró hacer Macabi por mí va mucho más allá de la educación y conocimientos que me brindaron mis madrijim.

Mis diferentes experiencias en la tnuá me abrieron las puertas a muchas oportunidades que hoy en día puedo afirmar que cambiaron mi vida. En Macabi conocí a mis mejores amigas, quienes hoy en día son mis hermanas. Fomenté un estilo de vida que me protegió de tantos errores que pude haber cometido si no fuera por los valores que aprendí a explotar dentro de Macabi. El CDI fue mi segunda casa, mis madrijim eran mis otros papás y, mis amigas y amigos eran mis hermanos. Los valores que aprendí en Macabi son los valores que hoy en día noto que sobresalen de entre las demás personas que nunca tuvieron la oportunidad de ir en una tnuá. Es por todo esto y más, que creo que Macabi cambió mi vida, y no solo la mía, sino la de cada persona que ha vivido la magia y mística de esta gran tnuá.

Hoy estoy orgullosa de pertenecer a esta gran familia, y tener la oportunidad como madrijá de regresar un poco de lo que he recibido a lo largo de mi vida, todos los valores, aprendizajes, pasión, y sobre todo, amor a otras personas. Me toca ser la madrijá, ser una segunda mamá, me toca poner mi granito de arena para cambiar vidas. Nunca seré capaz de devolverle a Macabi todo lo me ha dado a lo largo de los últimos catorce años, y estoy segura que cada persona que se encuentra, se ha encontrado y se encontrará en mi lugar, puede decir lo mismo.

Macabi es magia, es amor, es gente grande y gente importante. Macabi se encarga de formar a los líderes del futuro, a personas que van a lograr grandes cosas, y por eso, orgullosamente, digo que Macabi cambió mi vida. No queda más que agradecer, aunque sé que un millón de agradecimientos nunca serán suficientes, es por eso, que ahora me siento responsable de devolverle a Macabi, al CDI y a la Comunidad Judía de México. Desde el fondo de mi corazón espero que a lo largo del tiempo Macabi siga cambiando vida tras vida, que mis hijos tengan la oportunidad de conocer la mística, al igual que todos los niños que están buscando su lugar. Los invitamos a cambiar la vida de sus hijos, a darles una experiencia mágica sábado a sábado y convertirla en algo excepcional.

 

Share.

Leave A Reply

Exit mobile version