El Día Internacional de la Memoria del Holocausto, fue establecido por las Naciones Unidas en el 2005, en la fecha de la liberación del campo de exterminio nazi Auschwitz, el 27 de enero de 1945. La memoria colectiva asocia a Auschwitz – tal vez más que a otros campos de exterminio- con el Holocausto de los judíos de Europa, la Shoá.
El exterminio organizado, planificado, sistemático y en gran escala de los judíos europeos, como consecuencia de la decisión burocrática tomada en la conferencia de Wannsee y adoptada por la política de Estado Nazi, fue el evento que enfatiza la singularidad del Holocausto en comparación con otros casos de genocidios, que se han dado antes y después de este.
El Holocausto fue la culminación del antisemitismo que existió en Europa durante todo el segundo milenio. Al definir y distinguir entre aquellos que merecieron vivir y aquellos que merecieron morir, el régimen nazi destinó su capacidad de organización y su poder burocrático, así como su avance tecnológico, su economía y su propaganda, convirtiendo a uno de los grupos de ciudadanos más prominentes por sus aportes a las diferentes esferas de la sociedad y la cultura europea, en un grupo ilegítimo que se podía y debía exterminar. La teoría racial, que fue una pieza angular de la ideología nazi, estaba basada en los así llamados criterios científicos de la inferioridad de la raza judía, recuperando viejos mitos antisemitas y formulando nuevos. Estos criterios operaron como justificación de la exclusión, primero, y de la deslegitimación y deshumanización del judío, después.
El exterminio de los judíos como individuos y como comunidades, ocupó un lugar central y esencial en la concepción nazi del mundo, a diferencia de otros grupos perseguidos, como los gitanos, los comunistas y los homosexuales. Esta es la esencia de la singularidad del Holocausto.
De igual modo, no es posible comprender la participación activa de los colaboracionistas o el silencio inexplicable de los observadores, quienes formaron la gran mayoría de las poblaciones en los países donde ocurrió el Holocausto, sino al margen de los prejuicios y sentimientos antisemitas que han existido a lo largo de los siglos en Europa.
El tema elegido por la ONU en este día de conmemoración es Manteniendo Viva la Memoria. Se trata de uno de los temas más fundamentales y urgentes, ya que la memoria del Holocausto y su estudio sistemático y riguroso, se hacen cada vez más imperiosos en la medida en la que nos alejamos de los acontecimientos; la mayoría de los sobrevivientes están falleciendo debido a su avanzada edad; y como consecuencia la memoria se construye como “narrativa”.
En este sentido, Yad Vashem de Israel –que en el 2013 festejó 60 años de existencia- es un centro mundial para la perpetuación de la memoria de la Shoá. Yad Vashem, se ocupa de la documentación, investigación y educación por medio de archivos, biblioteca, un Instituto Internacional de Investigación, una Escuela Internacional para la Enseñanza de la Shoá, así como el museo –reconocido como uno de los mejores del mundo.
Además, este instituto se empeña en realizar la labor de documentación puntual de todos los casos excepcionales de personas quienes, arriesgando su vida y la vida de sus familiares, eligieron ayudar a los judíos. Ellos son los que han sido reconocidos por el Estado de Israel como “Justos Entre las Naciones”. Hasta hoy en día, cerca de veinte mil personas, cristianos y musulmanes de varias nacionalidades, han recibido este título y la medalla, aunque es muy probable que este número sea mayor.
Quise destacar también la Alianza Internacional para la Conmemoración del Holocausto, y la labor realizada por sus países miembros.
Reconociendo que el Holocausto desafió las bases de la civilización por su carácter y magnitud sin precedentes en la historia, el entonces Premier Sueco, Goran Persson, inició en 1998 una organización internacional cuya meta, es promover la educación sobre el Holocausto y su conmemoración. Hoy día, la Alianza cuenta con 31 países miembros (la gran mayoría europeos, así como Estados Unidos, Canadá, Israel y -de América Latina – Argentina). Parte importante de su actividad, es la investigación enfocada en los años del Holocausto, basándose en archivos estatales y otros materiales. Además, los países miembros, han incorporado los estudios del Holocausto en el sistema escolar (en los diferentes niveles de educación secundaria) y capacitan a los maestros de Historia en dicho tema por medio de programas especiales.
Dada la importancia de la investigación de los archivos durante la Segunda Guerra Mundial, es alentador saber de la intención del Papa Francisco, primero en abrir los archivos del Vaticano en la época del Papa Pío Doce para permitir a los investigadores obtener una imagen más clara sobre la actitud del Vaticano en dicha época. También el Papa Benedicto XVI apoyó esta idea.
El estudio preciso del Holocausto, lleva a un mejor entendimiento de otros genocidios y de la violación de los Derechos Humanos. Únicamente a través de dichos esfuerzos, así como del fomento y desarrollo en concientizar la necesidad de combatir al antisemitismo como fenómeno histórico recurrente, se puede enfrentar y evitar la discriminación que tiene sus resortes en la etnicidad, la religión o en cualquier otra identidad o pertenencia colectiva.