Shavuot, una de las tres principales festividades en la cual se producía el peregrinaje al Gran Templo de Jerusalem, significa literalmente “semanas”,

en reconocimiento a las siete semanas de espera y expectativa, que comienzan con la salida del Pueblo Judío de Egipto, y culminan, en esta fecha, con la entrega de nuestra sagrada Torá en el Monte de Sinaí. Este evento trascendental en la historia quedó grabado con fuego en las almas de cada uno de los integrantes del Pueblo Judío, dotándolos de un carácter y una fe única en el Todopoderoso y en sus mandamientos. Nuestras fuentes relatan, que el motivo por el que fue posible que hayan podido experimentar este momento tan especial y único, fue debido a la gran unión que existía entre todo el Pueblo Judío, como dice el famoso comentarista Rashi, estaban unidos “como un solo cuerpo y un solo corazón”.

Es entonces que cada año se nos presenta la oportunidad de renovar nuestro compromiso con el Todopoderoso y su Torá, elevando nuestro ser, mejorando nuestras relaciones interpersonales, reforzando la unión y creando así un mundo mejor para todos.

¡Quiera el Creador, ayudarnos en esta meta, y otorgarnos un Jag Hashavuot Sameaj! Amén.

// Rabino Gabriel Davidovich

Fuente: amia.org.ar

 

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