Llegué a México hace seis meses a trabajar como

morá shlija en el Colegio Hebreo Tarbut. Ya antes de llegar me habían platicado que la Comunidad Judía de México era grande, cálida, activa y especial. Cuando llegué entendí que todo esto era cierto e incluso ¡más!

Por eso, cuando me preguntaron si aceptaba ser voluntaria y ayudar en el Festival Aviv, inmediatamente respondí que me encantaría ser parte de cualquier evento comunitario. Poco a poco, me di cuenta de qué evento comunitario se trataba y de qué tamaño es la responsabilidad de cada uno de los que participan en él.
Me invitaron a apoyar a los grupos de la categoría de Shorashim, y ser parte del foro de asesores que trabaja con los coreógrafos. Al principio dudé un poco en participar y ayudar en un evento tan importante y que ya es tradición, sentía que tal vez no tendría nada que aportar cuando a mi alrededor está sentado un equipo profesional y experimentado que nació dentro del Festival, conoce su trabajo y a las personas a su alrededor, hace mucho tiempo. Pero, fui recibida con los brazos abiertos, sentí que me dieron un lugar de respeto y que en verdad querían escuchar mi opinión.

Me sorprendió mucho el tamaño de la producción del Festival Aviv. Pero en mi opinión, la sensación de profesionalismo y la dedicación no viene únicamente de los vestuarios, el escenario y la iluminación, los grupos de bailarines y la competencia. Se genera, antes que nada, de la seriedad del proceso mismo. El hecho de que cada coreógrafo deba hacer una visión completa y razonada alrededor del tema que le fue dado, investiga y revisa, prueba y pregunta, está abierto a nuevas ideas, canciones y sonidos, se inspira de diversas fuentes y al final, hace partícipes a los niños- esto es lo que genera el profesionalismo que se expresa finalmente en el escenario.

Los integrantes del equipo con los que tuve el privilegio de trabajar son sencillamente ¡increíbles! Profesionales en su campo, muy creativos, acompañan a cada coreógrafo con sensibilidad para encontrar su propio camino y lograr expresar de la mejor manera posible, su visión sobre el escenario.

Estoy feliz de haber participado en el proceso desde su inicio porque así tengo la oportunidad de ver cómo cada uno de los creativos, que llegaron a la primera junta de ideas, realiza su proceso. En Tarbut, ya están trabajando y disfruto ver a los alumnos ensayando, dedicados y contentos. Todos esperando el gran evento.
La sensación que me acompaña a lo largo de todo mi proceso en el Festival Aviv es, básicamente, una sensación de una gran emoción. Emoción de que una Comunidad Judía que está a medio mundo de distancia de Israel, conserva por tantos años un evento cultural con temas israelíes, emoción de escuchar canciones en Hebreo y música judía, emoción de ver a los comprometidos creativos hablar con toda su fuerza y pasión, emoción de ver grandes grupos de niños y jóvenes ser parte del Festival con tanto entusiasmo.

Les deseo a todos los participantes mucho éxito y gozo en el Festival, y a toda la Comunidad, que disfrute por muchos años más, la fertilidad del Festival Aviv y todos los eventos que nos unen y nos dan alegría.

¡Nos vemos en el Festival!

43 Festival Aviv: Tzadik

Share.

Leave A Reply

Exit mobile version