Cuando el Dépor estaba en plena ebullición, niños jugando al Fútbol, campeonato de Acrobacia en Telas,

juegos de Waterpolo, entrenamientos varios en vistas a los Juegos Macabeos, Club de Oro y niños celebrando el Día de las Madres, y en el Campo de Fútbol Familia Picker, del Estadio David y Vicky Daniel e Hijos, la emoción del Fútbol tomó otro sentido. La adrenalina se transformó en recuerdo y honor al Juego que no fue.
En la Europa de la preguerra, un equipo de fútbol de Austria se transformaba en el único equipo formado exclusivamente por judíos y llegó a ser el gran campeón de su liga. Hacoaj Viena era la potencia futbolística del momento. Fue de los primeros equipos en promocionarse a nivel mundial, viajando a diferentes países donde atraían a la afición de origen judío. Por otro lado, Macabi Varsovia, era un equipo no tan fuerte, pero que representaba a la gran comunidad judía de la capital polaca.
Como parte de la gira mundial de Hacoaj Viena, se había pactado un encuentro entre ambas escuadras, pero el cruel advenimiento del nazismo y sus terribles consecuencias impidieron que ese juego se realizara. Como consecuencia de la Shoá, ambos equipos desaparecieron como profesionales del fútbol.
Pero nuestro compromiso nos llevó a que hoy los javerim de Macabi Hatzair y Bnei Akiva portaran nuevamente esos uniformes y rindieran tributo a quienes vieron truncado su pasión por el fútbol.
En un momento emotivo se llevó a cabo el mifkad de honor donde se presentaron los equipos de Bnei Akiva que representaron a Hacoaj Viena y Macabi Hatzair que representaron a Macabi Varsovia y con emotivas palabras de Jenny Silberstein y Jackie Osnaya se explicó cuál era el sentido de este juego. Se encendió una vela, ner zicaron, en memoria de quienes perdieron la vida bajo el poder de la barbarie nazi. En honor a los valientes que pararon el balón, se llevó un minuto de aplausos, para luego con entonar con profundo respeto el Hatikva. Previamente compartimos un emotivo mensaje que nos envió el presidente de Hacoaj Viena, Paul Haber, quien con mucha emoción agradeció a México y al CDI por este acto homenaje a su equipo.
Posteriormente, se pasó al juego en si, con profunda honor y algarabía los jugadores de ambos equipos se entregaron en la cancha.
Este ha sido el sueño de nuestros mayores, y nuestros jóvenes asumieron con gran honor y responsabilidad de preservar y honrar sus memorias.
La Shoá intentó detener el balón… pero hoy sigue rodando.

 

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