Algunos no entienden por qué me gusta nadar, cómo me paro todos los martes y jueves a las cinco de la mañana para entrenar,
después ir a la escuela y regresar en la tarde a seguir… los miles de kilómetros que nadamos diario, la cantidad de horas que pasamos nadando, que solo descansamos un día de la semana…
Pues yo les voy a decir algo: esto se llama ¡pasión!
Y no cualquiera tiene este amor a un deporte como nosotros lo tenemos, ese amor que nos ha vuelto muy disciplinados, que nos ha dado amigos para toda la vida, sembrado en nosotros responsabilidad, mucha motivación, y nos ha enseñadoque si quieres lograr algo o cumplir un sueño, es necesario trabajar y no descansar hasta lograrlo.
Nos ha enseñado a nunca, pero nunca rendirnos.
No les voy a mentir, el proceso es muy difícil, pero el resultado es increíble, y todo este esfuerzo y sacrificio al final valen la pena, pues hago lo que más me gusta…
Mi pasión: la natación.